15/01/2018, 17:56
Con la respuesta de la señora Otoshino, la chica comenzó a deambular por las mesas con parsimonia, observando con detenimiento las acciones de los pequeños diablos. Aunque, realmente no todos lo eran, la mayoría de éstos tan solo eran traviesos, o simplemente se dejaban embaucar por las acciones de los realmente problemáticos. Lamentablemente, si te juntas con una banda de ladrones, terminarán catalogándote por ladrón, aunque jamás hayas robado. La sociedad se rige por esas normas de prejuicio, es algo inevitable.
Kaoru pareció relajarse un poco, el pobre no había parado de un lado a otro, y aprovechó el momento para sentarse a la vera del pelirrojo, a sabiendas de que era el más problemático. Bueno, a sabiendas de él, las apariencias engañan. Al menos, ese pelirrojo era un problema menos para la peliplateada, que en esos momentos pasaba una nota entre los pequeños.
Para cuando la chica atendiese a dar una vuelta completa, caería en la cuenta. No había una chica pelirroja, si no que habían dos chicas pelirrojas, y para mas inri eran gemelas. Eran dos gotas de agua, exactamente iguales, casi imposible de diferenciar. Quizás la advertencia de la señora Otoshino venía por una de ellas en particular... según se dice, entre los gemelos siempre hay uno malvado y uno bueno, ¿no?
—Ummm... Taeko, ¿donde puedo encontrar libros sobre explosivos? Quiero aprender a fabricarlos.
La rubia no parecía menos atrevida que las pelirrojas, con una pegunta descarada y furtiva. Las pelirrojas aún estaban en su salsa. La mas lejana, muy cercana a las escaleras —curiosamente— andaba aún con su actitud de leer un poco el libro que tenía frente a ella, y palmear levemente sus piernas mientras observaba alrededor. La otra, en el lado opuesto de la sala, y cerca a la escalera contraria —curiosamente— tan solo leía, y de vez en cuando daba unos leves golpes con el lápiz sobre la mesa, como si fuese algún tipo de gesto de relajación.
Pocos alumnos mas, a parte de la rubia, se atrevieron a pedir o solicitar algo a la genin. Como mucho, rechazaban el gesto y en algún extraño caso lo agradecían. Al menos estaban centrados por el momento en los libros, lo cuál podía ser un consuelo.
Kaoru pareció relajarse un poco, el pobre no había parado de un lado a otro, y aprovechó el momento para sentarse a la vera del pelirrojo, a sabiendas de que era el más problemático. Bueno, a sabiendas de él, las apariencias engañan. Al menos, ese pelirrojo era un problema menos para la peliplateada, que en esos momentos pasaba una nota entre los pequeños.
Para cuando la chica atendiese a dar una vuelta completa, caería en la cuenta. No había una chica pelirroja, si no que habían dos chicas pelirrojas, y para mas inri eran gemelas. Eran dos gotas de agua, exactamente iguales, casi imposible de diferenciar. Quizás la advertencia de la señora Otoshino venía por una de ellas en particular... según se dice, entre los gemelos siempre hay uno malvado y uno bueno, ¿no?
—Ummm... Taeko, ¿donde puedo encontrar libros sobre explosivos? Quiero aprender a fabricarlos.
La rubia no parecía menos atrevida que las pelirrojas, con una pegunta descarada y furtiva. Las pelirrojas aún estaban en su salsa. La mas lejana, muy cercana a las escaleras —curiosamente— andaba aún con su actitud de leer un poco el libro que tenía frente a ella, y palmear levemente sus piernas mientras observaba alrededor. La otra, en el lado opuesto de la sala, y cerca a la escalera contraria —curiosamente— tan solo leía, y de vez en cuando daba unos leves golpes con el lápiz sobre la mesa, como si fuese algún tipo de gesto de relajación.
Pocos alumnos mas, a parte de la rubia, se atrevieron a pedir o solicitar algo a la genin. Como mucho, rechazaban el gesto y en algún extraño caso lo agradecían. Al menos estaban centrados por el momento en los libros, lo cuál podía ser un consuelo.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)