16/01/2018, 23:28
El silencio se mantuve por unos cuantos segundos que se me hicieron eternos...
"¿Debería abrir?" Me preguntaba, aún no daban la orden pero ya ni siquiera se escuchaba nada.
— ¡Ahora, Keisuke! Emitió el superior
No dudé ni tardé en abrir la puerta, rápidamente entré y noté que la habitación no era igual que antes, las marchas que se encontraban plasmadas por las paredes ya no estaban y se podían ver varias grietas que adornaban la pared, pero la atención que requería mi presencia era la persona que se encontraba entre las fisuras, entre la sangre escarlata...
Me acerqué incrédulo, la pelirroja estaba cubierta de todo aquel líquido, manchada y mientras más cerca estaba podía obtener más detalles, ahora podía ver que a Saigo le faltaban unos cuántos dedos, bueno específicamente el meñique y parte del anular, su mano también tenía las huellas de aquel rojo intenso y la imagen que reflejaba mis pupilas me hizo incomodar un poco...
— Rápido, ponle... ponle... dale chakra... Todo el que puedas tan rápido como puedas. Ordenó apurandome.
—Enseguida!— Respondí casi a la par de su emisión y recorté el poco espacio que nos separaba, entonces pude detallar la sangre acumulada en el vientre de Aki, pero, aparentemente, no había ninguna herida, sin embargo, pude notar algunos rastros en sangre entre sus labios.
Sin perder más tiempo que perder, apoyé mis palmas en su tórax y estas comenzaron a brillar de un color azul, la transferencia había iniciado.
—¿Se encuentra bien? ¿Qué pasó? Debería revisar su mano también...— Comenté mientras seguía enviando energía a la kunoichi.
"¿Debería abrir?" Me preguntaba, aún no daban la orden pero ya ni siquiera se escuchaba nada.
— ¡Ahora, Keisuke! Emitió el superior
No dudé ni tardé en abrir la puerta, rápidamente entré y noté que la habitación no era igual que antes, las marchas que se encontraban plasmadas por las paredes ya no estaban y se podían ver varias grietas que adornaban la pared, pero la atención que requería mi presencia era la persona que se encontraba entre las fisuras, entre la sangre escarlata...
Me acerqué incrédulo, la pelirroja estaba cubierta de todo aquel líquido, manchada y mientras más cerca estaba podía obtener más detalles, ahora podía ver que a Saigo le faltaban unos cuántos dedos, bueno específicamente el meñique y parte del anular, su mano también tenía las huellas de aquel rojo intenso y la imagen que reflejaba mis pupilas me hizo incomodar un poco...
— Rápido, ponle... ponle... dale chakra... Todo el que puedas tan rápido como puedas. Ordenó apurandome.
—Enseguida!— Respondí casi a la par de su emisión y recorté el poco espacio que nos separaba, entonces pude detallar la sangre acumulada en el vientre de Aki, pero, aparentemente, no había ninguna herida, sin embargo, pude notar algunos rastros en sangre entre sus labios.
Sin perder más tiempo que perder, apoyé mis palmas en su tórax y estas comenzaron a brillar de un color azul, la transferencia había iniciado.
—¿Se encuentra bien? ¿Qué pasó? Debería revisar su mano también...— Comenté mientras seguía enviando energía a la kunoichi.