17/01/2018, 20:16
Ante la pregunta del shinobi, la kunoichi se volvió a girar en su dirección y no tardo mucho más en asentir, visiblemente afectada por no lograr resultados con el proceso que trataba de llevar adelante.
—La encontré hace un rato aquí, solo quería ayudar
Respondió por lo bajo.
—. Pero no es mi especialidad, al fin y al cabo
Se explicó, y aquello no tenía nada de malo, todos eran buenos para algo y malos para otras cosas.
—Claro, entiendo.
Contestó el shinobi, apreciando los movimientos de la fémina.
Con cuidado, tomó distancia de la ardilla para luego acomodarse la mochila en la espalda.
—¿No sabrá dónde puedo encontrar a algún médico por aquí para tratar la herida de la ardilla?
Consultó la kunoichi. Curioso como podía manifestarse por momentos el destino, poniendo a la gente adecuada en el momento adecuado.
—No quiero que esta ardilla sufra...
La muchacha parecía demostrar mucha empatía con el indefenso animal.
—Quizás pueda hacer algo por ella.
Respondió el muchacho, acercándose a la ardilla.
Había un pequeño problema a resolver antes, tenía ambas manos ocupadas. El maletin simplemente lo apoyó en el piso, pero el paraguas realmente no tenía mucho interes en guardarlo, el sol en aquella cota era realmente agresivo para alguien que provenía de un lugar donde el sol no brillaba mucho.
—Voy a precisar que sostengas esto.
Dijo con una voz un poco menos seria, extendiéndole la mano donde sostenía el paraguas. Si la muchacha tomaba el accesorio, el médico se colocaría en seiza para examinar correctamente el animal.
—La encontré hace un rato aquí, solo quería ayudar
Respondió por lo bajo.
—. Pero no es mi especialidad, al fin y al cabo
Se explicó, y aquello no tenía nada de malo, todos eran buenos para algo y malos para otras cosas.
—Claro, entiendo.
Contestó el shinobi, apreciando los movimientos de la fémina.
Con cuidado, tomó distancia de la ardilla para luego acomodarse la mochila en la espalda.
—¿No sabrá dónde puedo encontrar a algún médico por aquí para tratar la herida de la ardilla?
Consultó la kunoichi. Curioso como podía manifestarse por momentos el destino, poniendo a la gente adecuada en el momento adecuado.
—No quiero que esta ardilla sufra...
La muchacha parecía demostrar mucha empatía con el indefenso animal.
—Quizás pueda hacer algo por ella.
Respondió el muchacho, acercándose a la ardilla.
Había un pequeño problema a resolver antes, tenía ambas manos ocupadas. El maletin simplemente lo apoyó en el piso, pero el paraguas realmente no tenía mucho interes en guardarlo, el sol en aquella cota era realmente agresivo para alguien que provenía de un lugar donde el sol no brillaba mucho.
—Voy a precisar que sostengas esto.
Dijo con una voz un poco menos seria, extendiéndole la mano donde sostenía el paraguas. Si la muchacha tomaba el accesorio, el médico se colocaría en seiza para examinar correctamente el animal.
Hablo - Pienso