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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
El fuego de la victoria había estallado en mi interior y me propuse hacer todo lo que estuviera, o no, en mis manos para salir victoriosos de esa batalla, debíamos salir con vida y poder escapar de aquella isla. Hice uso de la motivación y la adrenalina que tenía en ese momento para lanzar todas y cada una de las botellas de queroseno que fueran necesarias para arrasar con la linea ofensiva enemiga.

La estrategia estaba dando resultados y eso me animaba más a continuar resistiendo, podía sentir que sí manteniamos el ritmo, y si no se nos acababan los insumos, podríamos salir adelante en esta batalla. Desde la posición que teníamos pude notar como varios cuerpo estaban totalmente encendidos en llamar, parecían verdaderas antorchas caminantes... No obstante, como lo suponía las criaturas que volvieron a la vida no corrieron despavoridas al sentir las llamas abrasar su cuerpo, no había ningún ápice de dolor o algún otro síntoma.

Lo positivo de todo esto es que la ofensiva contraria se estaba volviendo más lenta y un poco torpe a mi parecer, además aquel aroma a carne quemada que inundaba todo el lugar era para mi como una señal de los primeros pasos a la victoria.

Sigue así, Keisuke-san estamos acabando con ellos.

—Eso parece.— Sonreí con un poco de felicidad, no era solo mi imaginación, Koutetsu lo estaba viendo también.


¡Espera, algo extraño sucede!

—Se están retirando...— Comenté con un poco de confusión, ¿sería bueno o malo? ¿la primera ronda habría terminado? Suspiré. —No creo que se den por vencidos así tan fácil.— Aseguré no muy convencido de aquella retirada.

Se están replegando, ¿cierto? ]Significa que no quieren sufrir más bajas; también significa que ahora se aproxima el verdadero peligro.— Anunció Sarutobi como sí previera lo que sucedería, seguro era por su arduos años de experiencia contra aquella gente.

Dicho y hecho, los cadáveres se retiraron lentamente hasta desvanecerse entre la neblina que rodeaba a la casa, me atacó un poco la ansiedad y no lograba pensar bien en cómo sería nuestro rival, y en qué podríamos hacer para ganarle; hubo un silencio que lo único que hizo fue acrecentar la tensión en el ambiente, cerraba mis manos, respiraba profundo, tragaba saliva, todo aquello debido al nerviosismo que me aquejaba en esos instantes.

Miré Koutetsu, quien se mantenía oculto y con el arco en alto para su siguiente flechazo, por mi parte, a pesar de los nervios que me habían inundado por las palabras del viejo, estaba atento a los movimientos del moreno para lanzar, los segundos transcurrían más lento de lo normal, parecía una eternidad; hasta que finalmente una figura empezó a manifestarse desde la neblina, un similar a la nativa que estaba a nuestro lado, ojos azules y flamígeros y demostraba que imponía mientras seguía avanzando, el peliblanco me estaba haciendo la seña para verlo, pero yo ya lo estaba viendo y su imagen no me inspiraba nada bueno...

Tenía razón, parece que ha decidido no perder más vasallos y encargarse de nosotros el mismo.

—Que buen líder...— Dije con ironía.

Mientras se acercaba a nuestra posición pude notar que las llamas se extinguían, seguramente estaba a una temperatura mucho menor o estaba robando el oxigeno a su alrededor de alguna otra manera... Lo que impresionaba ahora eran aquellas pinturas en su cuerpo, además de que era prácticamente idéntico a la princesa de ese pueblo.

Se ve… fuerte

—Esperemos que sea pura imagen nada más.— Traté de animar un poco al moreno.

El tiempo volvió a su curso normal, avanzaba como debía de ser, al igual que nuestro enemigo, eso nos daba un pequeño lapso para pensar en algo, o quizá no. Mi compañero empezó su ofensiva, cargó el arco con una flecha envuelta en brea y llamas, tensó la cuerda y entonces me hizo la señal, descargó aquella bala de madera con punta de metal y yo lancé la bomba de queroseno unos pocos segundos después, pero nada de eso funcionó, la flecha fue congelada en el aire y luego se desvaneció como si se tratase de nieve, la bomba de queroseno seguramente habría tenido la misma suerte. "Mierdaaa" Me dije sorprendido al ver la capacidad que tenía el guerrero al que enfrentaríamos.

Y sin dar chance a nada más, una estaca gélida arremetió contra nosotros en cuestiones de segundos, fue fácil de evadir echándome a un lado para evitar una herida letal, luego noté al moreno tirado en el suelo cubriendo su cuerpo con sus manos.

¿Te encuentras bien, Keisuke-san?

—Sí, será mejor no perderle de vista, sino en un parpadeo estará aquí arriba...— Aseguré. —Sí se acerca lo suficiente podría darle un buen golpe, parece que los ataques a distancia no serán de mucha ayuda desde ahora...—

Entonces busqué con la mirada al viejo, sí es que aún seguía ahí. —¿Cómo lograban vencer a sus guerrer, algún punto débil o algo útil que saber?— Pregunté rápidamente, el tiempo y la información eran oro.
Hablo - "Pienso" - Narro
Color de diálogo: Limegreen
Byakugo no In: Inicio 19/04/2018

[Imagen: 5b744fac64c6fe9ec924f3cf50c4417fo.jpg]
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RE: La muerte es blanca y tiene los ojos azules - por Keisuke - 20/01/2018, 02:32


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