21/01/2018, 18:50
El médico corrió tras la kunoichi con su paraguas y los bandidos que iban detrás de la ardilla, no pasaría mucho hasta que los encontraría. La muchacha estaba rodeada y con ambas manos ocupadas, defenderse sería muy difícil ya que por más ninja que fuese, el paraguas de Mogura no era ninguna clase de arma.
La chica de Uzushiogakure cerró el paraguas y entonces pudo hacer contacto visual con él. A causa de eso terminaría bajando la guardia un instante en que el barbudo le lanzaría un hachazo al costado.
«¡La parte de atrás!»
Pensó cuando vio como sacó su arma del cuerpo de la muchacha, con el filo hacía afuera. A pesar de que el golpe no fue cortante, sintió un malestar puramente psicológico en su persona, no le hubiese gustado estar en aquella situación.
Sin dudarlo mucho y tras recuperarse levemente del golpe, la kunoichi contestó la hostilidad con una técnica de ninjutsu que hasta aquel día Mogura no conocía.
De su puño surgieron un montón de senbon que fueron disparadas a una velocidad asombrosa contra el líder de los bandidos, y pese a que este había hecho un esfuerzo por cubrirse, la cantidad de agujas que salieron desprendidas del puño de la chica fue tan grande que algunas llegaron a impactar en su cuerpo.
«Si las cosas siguen así esto no va a terminar nada bien.»
Pensó. Tenía que intervenir, tenía que frenar aquel conflicto antes de que fuese lamentable para cualquiera de las partes involucradas. Cargaba con las herramientas para hacerlo.
No le estaban viendo, no le esperaban incluso quizás.
De un momento a otro, el bandido que le estaba dando la espalda a Mogura sentiría como un pequeño objeto de vidrio se le partía en la nuca, liberando una nube gaseosa, de un metro aproximadamente, alrededor de su cabeza.
—¡Paren de pelear!
Exclamó Manase Mogura.
La chica de Uzushiogakure cerró el paraguas y entonces pudo hacer contacto visual con él. A causa de eso terminaría bajando la guardia un instante en que el barbudo le lanzaría un hachazo al costado.
«¡La parte de atrás!»
Pensó cuando vio como sacó su arma del cuerpo de la muchacha, con el filo hacía afuera. A pesar de que el golpe no fue cortante, sintió un malestar puramente psicológico en su persona, no le hubiese gustado estar en aquella situación.
Sin dudarlo mucho y tras recuperarse levemente del golpe, la kunoichi contestó la hostilidad con una técnica de ninjutsu que hasta aquel día Mogura no conocía.
De su puño surgieron un montón de senbon que fueron disparadas a una velocidad asombrosa contra el líder de los bandidos, y pese a que este había hecho un esfuerzo por cubrirse, la cantidad de agujas que salieron desprendidas del puño de la chica fue tan grande que algunas llegaron a impactar en su cuerpo.
«Si las cosas siguen así esto no va a terminar nada bien.»
Pensó. Tenía que intervenir, tenía que frenar aquel conflicto antes de que fuese lamentable para cualquiera de las partes involucradas. Cargaba con las herramientas para hacerlo.
No le estaban viendo, no le esperaban incluso quizás.
De un momento a otro, el bandido que le estaba dando la espalda a Mogura sentiría como un pequeño objeto de vidrio se le partía en la nuca, liberando una nube gaseosa, de un metro aproximadamente, alrededor de su cabeza.
—¡Paren de pelear!
Exclamó Manase Mogura.
Hablo - Pienso