21/01/2018, 19:53
La joven no se esperaba un ataque por detrás, hasta que el desconocido actuó, dejándolo inconsciente al instante. El bandido cayó al suelo con un sonoro golpe y luego resonó:
—¡Paren de pelear!
La joven levantó su azul mirada de nuevo, apartando los mechones que le impedían la visión con aquel movimiento y volviendo a perder la concentración en el combate. El otro bandido —el jefe—, le volvió a dar otro golpe, esta vez en la nuca, por lo que la joven kunoichi, en posición de defensa y con las manos extendidas hacia delante, se desplomó contra el camino de tierra que tenía bajo sus pies, inconsciente.
La ardilla notó aquello, pues no dudó ni un instante en salir corriendo camino abajo, pasando por las piernas del jefe bandido quien, apretando la mandíbula, soltó una maldición, tomó de la capucha a su compañero y comenzó a arrastrarlo camino abajo, justo donde segundos antes se había ido la ardilla.
—Estúpidos niñatos... —murmuró el hombre, mascullado, mientras se alejaba de allí.
—¡Paren de pelear!
La joven levantó su azul mirada de nuevo, apartando los mechones que le impedían la visión con aquel movimiento y volviendo a perder la concentración en el combate. El otro bandido —el jefe—, le volvió a dar otro golpe, esta vez en la nuca, por lo que la joven kunoichi, en posición de defensa y con las manos extendidas hacia delante, se desplomó contra el camino de tierra que tenía bajo sus pies, inconsciente.
La ardilla notó aquello, pues no dudó ni un instante en salir corriendo camino abajo, pasando por las piernas del jefe bandido quien, apretando la mandíbula, soltó una maldición, tomó de la capucha a su compañero y comenzó a arrastrarlo camino abajo, justo donde segundos antes se había ido la ardilla.
—Estúpidos niñatos... —murmuró el hombre, mascullado, mientras se alejaba de allí.