21/01/2018, 20:17
Como si de un kata se tratase, Amekoro Yui dio un paso al frente y desenvainó su afilada lengua proporcionando un único tajazo que los alcanzaría a los tres. Con aquel movimiento se aseguraría la iniciativa de la secuencia, ella marcaría el paso de aquel punto en adelante.
El siguiente golpe se lo llevaría Mogura, puntualmente su rango. Recriminando una oportunidad que dejó escapar para demostrar su autoridad y cuestionando su juicio a la hora de evaluar la rebeldía en un ninja.
Si las palabras de la Arashikage fuesen en aquel momento el filo de una espada, podría llegar a considerar que a él le había tocado una suerte de corte superficial o una estocada poco profunda, nada muy grave, pero Keisuke se habría ganado un corte con toda la intención de partirlo al medio. Dejándolo cortado en dos partes y tendido en el frió piso.
Y como parte de una elegante y feroz demostración de habilidad, con la punta de su espada rozando el piso, la líder de Amegakure haría una suerte de transición de una guardia baja a un corte ascendente para arremeter con todo contra la Inmortal.
—Ahora me váis a dar vuestras bandanas. Y tú, Mogura, también tu placa de chūnin
El final de su secuencia no terminaría con ella envainando su espada, sino dando un paso más adelante y amenazándoles a todos con una guardia alta.
—O, quizás, podríais emitir una disculpa formal. Los tres. Por comportaros como unos niñatos. Si lo hacéis, tengo otro plan para vosotros. Si no... Bueno. Volveréis a la academia como los críos que sois.
El mensaje era claro e inconfundible, desistían de su actitud o el siguiente ataque sería definitivo, si es que no lo había sido ya.
¿Valía entonces perder su rango por un conflicto como aquel? ¿Tirar su trabajo a la basura y volver a casa ese día como un civil? ¿Iba Mogura a levantar su espada contra un oponente que estaba milésimas de segundo de acabar con su vida?
—Humildemente me disculpo por la actitud que he tenido, Arashikage-sama. Mi falta de criterio ha traído esta situación como resultado. No volverá a suceder.
Y con aquellas palabras dichas de forma que pudiesen ser claramente escuchadas, el cuerpo del médico se movió para formar una profunda y marcada reverencia que se prolongaría varios segundos.
Se vio forzado a abandonar su intención y tuvo que reconocer el hecho de que su oponente le había dominado, bajó la punta de su espada y esperó que este tuviese la misericordia necesaria para tomar distancia y envainar finalmente su sable.
¿Serían capaces los demás presentes de obedecer como Mogura?
El siguiente golpe se lo llevaría Mogura, puntualmente su rango. Recriminando una oportunidad que dejó escapar para demostrar su autoridad y cuestionando su juicio a la hora de evaluar la rebeldía en un ninja.
Si las palabras de la Arashikage fuesen en aquel momento el filo de una espada, podría llegar a considerar que a él le había tocado una suerte de corte superficial o una estocada poco profunda, nada muy grave, pero Keisuke se habría ganado un corte con toda la intención de partirlo al medio. Dejándolo cortado en dos partes y tendido en el frió piso.
Y como parte de una elegante y feroz demostración de habilidad, con la punta de su espada rozando el piso, la líder de Amegakure haría una suerte de transición de una guardia baja a un corte ascendente para arremeter con todo contra la Inmortal.
—Ahora me váis a dar vuestras bandanas. Y tú, Mogura, también tu placa de chūnin
El final de su secuencia no terminaría con ella envainando su espada, sino dando un paso más adelante y amenazándoles a todos con una guardia alta.
—O, quizás, podríais emitir una disculpa formal. Los tres. Por comportaros como unos niñatos. Si lo hacéis, tengo otro plan para vosotros. Si no... Bueno. Volveréis a la academia como los críos que sois.
El mensaje era claro e inconfundible, desistían de su actitud o el siguiente ataque sería definitivo, si es que no lo había sido ya.
¿Valía entonces perder su rango por un conflicto como aquel? ¿Tirar su trabajo a la basura y volver a casa ese día como un civil? ¿Iba Mogura a levantar su espada contra un oponente que estaba milésimas de segundo de acabar con su vida?
—Humildemente me disculpo por la actitud que he tenido, Arashikage-sama. Mi falta de criterio ha traído esta situación como resultado. No volverá a suceder.
Y con aquellas palabras dichas de forma que pudiesen ser claramente escuchadas, el cuerpo del médico se movió para formar una profunda y marcada reverencia que se prolongaría varios segundos.
Se vio forzado a abandonar su intención y tuvo que reconocer el hecho de que su oponente le había dominado, bajó la punta de su espada y esperó que este tuviese la misericordia necesaria para tomar distancia y envainar finalmente su sable.
¿Serían capaces los demás presentes de obedecer como Mogura?
Hablo - Pienso