25/01/2018, 01:54
—Sí, estoy bien, muchas gracias.— Aseguré mientras miraba a Juro y le sonreí en agradecimiento.
Una vez le inyecté el antídoto a Akame, me levanté y me quedé viendo al profesor, quien no paraba de rascarse. —Es un poco de picor nada más, nada de que preocuparse...— Le quité importancia al asunto del daño colateral al profesor.
Pocos segundos después Uchiha se levantó y me repuso el antídoto usado, incluso tenía la intención de usarla con el académico. —Sería lo ideal, pero prefiero guardarlo por sí a nuestro amigo se le ocurre seguir lanzando venenos a diestra y siniestra jeje.— Bromeé a la par que guardaba el frasco en mi porta objetos, el profesor podría aguantar un poco más, quizá podría considerarlo como karma por la infidelidad.
Entonces el pelinegro hizo la pregunta del millón, ¿qué pasaba con el libro? Miré al profesor con interés por la posible respuesta sobre el tema, pero no sabía nada, o mentía al respecto. —¿Seguro?— Insistí dejando a un lado su interrogante. —¿Nada que relacione con algo que le pueda interesar?—
Caminé un par de pasos mientras dudaba al respecto sobre que responder. —Lo importante es que usted está vivo, ¿no?— Traté de sugestionarle. —Debería sentirse afortunado...
—Queremos ayudarle, lo mejor será que colabore con nosotros y nos facilite información, en esta oportunidad fue usted... Podría ser la próxima alguna persona allegada a usted...— Pocas palabras para buen entendedor.
Una vez le inyecté el antídoto a Akame, me levanté y me quedé viendo al profesor, quien no paraba de rascarse. —Es un poco de picor nada más, nada de que preocuparse...— Le quité importancia al asunto del daño colateral al profesor.
Pocos segundos después Uchiha se levantó y me repuso el antídoto usado, incluso tenía la intención de usarla con el académico. —Sería lo ideal, pero prefiero guardarlo por sí a nuestro amigo se le ocurre seguir lanzando venenos a diestra y siniestra jeje.— Bromeé a la par que guardaba el frasco en mi porta objetos, el profesor podría aguantar un poco más, quizá podría considerarlo como karma por la infidelidad.
Entonces el pelinegro hizo la pregunta del millón, ¿qué pasaba con el libro? Miré al profesor con interés por la posible respuesta sobre el tema, pero no sabía nada, o mentía al respecto. —¿Seguro?— Insistí dejando a un lado su interrogante. —¿Nada que relacione con algo que le pueda interesar?—
Caminé un par de pasos mientras dudaba al respecto sobre que responder. —Lo importante es que usted está vivo, ¿no?— Traté de sugestionarle. —Debería sentirse afortunado...
—Queremos ayudarle, lo mejor será que colabore con nosotros y nos facilite información, en esta oportunidad fue usted... Podría ser la próxima alguna persona allegada a usted...— Pocas palabras para buen entendedor.