27/01/2018, 20:42
El metereólogo comenzó a caminar, y pronto dejó la sala de estar.
—Ouuhm, negativo. Han de ser lugareños —dijo, tajante—. por aquí, vamos.
El hombre se dirigió hasta sus aposentos, que no estarían sino a un par de pasillos y cruces. Esperó que Yota cerrara la puerta detrás suyo y se concentró en un libro que, de pronto, yacía sobre su mano.
Trazó un par de páginas con su mano derecha una tras otra y tomó asiento, poco elocuente, en uno de los muebles. Parecía sumido en la lectura. La habitación era lo suficientemente espaciosa como para que aún no se viesen sumidos, aún, en el área de descanso de todo hotel. Por el contrario, Yota se encontró con un par de estanterías repletas de tomos de investigación, una mesa redonda de madera ataviada de mapas y cualquier cantidad de papeles, compases y lápices.
Y muchas latas de bebidas energéticas rondando por aquí y por allá. Que para haber comido tanta cantidad de información, seguro tendría que haber dormido poco.
—Tome asiento en donde guste, sólo trate de no mover nada —acotó, sin quitar la mirada del libro—. he planificado partir mañana a primera hora, así que tenemos tiempo suficiente para discutir los vestigios de la expedición como para que no tenga dudas al salir de ésta habitación. Así que, a priori, me gustaría saber qué tanto le ha dicho su gente acerca de la misión. He intentado ser lo más conciso durante la solicitud, pero sé de primera mano que a la gente le suele ser difícil dar la información como debe ser, sin tergiversar nada. Los males del ser humano. Entonces, ¿Le explicaron, jovenzuelo, el por qué le he contratado?
—Ouuhm, negativo. Han de ser lugareños —dijo, tajante—. por aquí, vamos.
El hombre se dirigió hasta sus aposentos, que no estarían sino a un par de pasillos y cruces. Esperó que Yota cerrara la puerta detrás suyo y se concentró en un libro que, de pronto, yacía sobre su mano.
Trazó un par de páginas con su mano derecha una tras otra y tomó asiento, poco elocuente, en uno de los muebles. Parecía sumido en la lectura. La habitación era lo suficientemente espaciosa como para que aún no se viesen sumidos, aún, en el área de descanso de todo hotel. Por el contrario, Yota se encontró con un par de estanterías repletas de tomos de investigación, una mesa redonda de madera ataviada de mapas y cualquier cantidad de papeles, compases y lápices.
Y muchas latas de bebidas energéticas rondando por aquí y por allá. Que para haber comido tanta cantidad de información, seguro tendría que haber dormido poco.
—Tome asiento en donde guste, sólo trate de no mover nada —acotó, sin quitar la mirada del libro—. he planificado partir mañana a primera hora, así que tenemos tiempo suficiente para discutir los vestigios de la expedición como para que no tenga dudas al salir de ésta habitación. Así que, a priori, me gustaría saber qué tanto le ha dicho su gente acerca de la misión. He intentado ser lo más conciso durante la solicitud, pero sé de primera mano que a la gente le suele ser difícil dar la información como debe ser, sin tergiversar nada. Los males del ser humano. Entonces, ¿Le explicaron, jovenzuelo, el por qué le he contratado?