29/01/2018, 01:22
Daruu tragó saliva. «Lo cierto es que sí que nos había dicho que iba a venir a visitarnos. Dios mío, ese loco...» Resopló, y acercó un poco el pájaro al de Kaido, teniendo mucho cuidado de que las alas de las aves no chocaran entre sí.
—El Valle de los Dojos está al sur de Yachi, en las Tierras de la Llovizna —observó—, y Yukio al norte del País de la Tormenta. Un rodeo muy largo para venir a visitarnos a Amegakure, ¿no crees?
Como si estuviera repasando mentalmente un mapa, Daruu hizo una línea con las manos en linea recta desde el Valle de los Dojos hasta Yukio.
—¿Cruzó, tal vez, por el País de la Tierra? ¿Por las montañas? Madre mía.
»Claro que, mejor que no hubiera venido a Amegakure. ¿Te imaginas a Hibagon plantado allí en la puerta del puente, con una mochila gigante, asegurando que venía a visitar al Señor Pelopincho y al Señor Azul?
—El Valle de los Dojos está al sur de Yachi, en las Tierras de la Llovizna —observó—, y Yukio al norte del País de la Tormenta. Un rodeo muy largo para venir a visitarnos a Amegakure, ¿no crees?
Como si estuviera repasando mentalmente un mapa, Daruu hizo una línea con las manos en linea recta desde el Valle de los Dojos hasta Yukio.
—¿Cruzó, tal vez, por el País de la Tierra? ¿Por las montañas? Madre mía.
»Claro que, mejor que no hubiera venido a Amegakure. ¿Te imaginas a Hibagon plantado allí en la puerta del puente, con una mochila gigante, asegurando que venía a visitar al Señor Pelopincho y al Señor Azul?