29/01/2018, 01:33
Metidos y concentrados en el arduo trabajo de etiquetar cebollas con pegatinas que escapaban de lo normal, no se dieron cuenta de que las cebollas, poco a poco, fueron acabándose. Ella tomó la última y Nabi, cuando intentó coger otra cebolla a tientas, se le iluminó la cara cuando vio que no quedaba ninguna en la caja de cartón.
— No quedan... Cebollas, somos libres.
—¿De... verdad? —preguntó, acercándose a la caja para comprobar si de verdad se habían acabado. Sus ojos brillaron un instante, presas de la ilusión que aquello le había hecho sentir.
Se levantó de la silla y ayudó a Nabi a meter las cebollas en la caja. Asintió enérgicamente cuando Nabi informó que podían salir a repartir cebollas ya y ambos se dispusieron a abandonar el local para repartir aquellas cebollas por el vecindario, incluso por la manzana si no conseguían encontrar a mucha gente.
Y es que... ¿Cuánta gente iba a estar fuera aquel día de invierno? ¡Ay! ¿Y si tenían que llamar a las casas?
—Aikito-san, volvemos ahora, ¡no tardaremos! —exclamó, más eufórica que de costumbre mientras tomaba la caja de cebollas con ambas manos y se dirigía a la puerta por fin —. ¡Vamos! —alentó, hasta que... Se encontró con su mayor enemigo.
Una puerta corredera.
—Échame una mano...
— No quedan... Cebollas, somos libres.
—¿De... verdad? —preguntó, acercándose a la caja para comprobar si de verdad se habían acabado. Sus ojos brillaron un instante, presas de la ilusión que aquello le había hecho sentir.
Se levantó de la silla y ayudó a Nabi a meter las cebollas en la caja. Asintió enérgicamente cuando Nabi informó que podían salir a repartir cebollas ya y ambos se dispusieron a abandonar el local para repartir aquellas cebollas por el vecindario, incluso por la manzana si no conseguían encontrar a mucha gente.
Y es que... ¿Cuánta gente iba a estar fuera aquel día de invierno? ¡Ay! ¿Y si tenían que llamar a las casas?
—Aikito-san, volvemos ahora, ¡no tardaremos! —exclamó, más eufórica que de costumbre mientras tomaba la caja de cebollas con ambas manos y se dirigía a la puerta por fin —. ¡Vamos! —alentó, hasta que... Se encontró con su mayor enemigo.
Una puerta corredera.
—Échame una mano...
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)