29/01/2018, 01:52
—Un... trayecto de ¿vencedores? —volvió a inquirir el muchacho—. ¿A qué se refiere con eso?
El doctor Hibana le volvió a mirar con gesto cansino, y soltó un suspiro ensordecedor. Le molestaba tener que explicar dos veces las cosas. Lo que sí no le preocupó, sino que le interesó, fue aquella araña parlante que demostraría su inconformidad respecto a lo escueto de la explicación del propio Tengoku. Kumopansa había tenido la suerte de que él no era un antropólogo curioso, pues para entonces habría terminado diseccionada y disecada.
—¿Es que no lo ves, muchacho? —el dedo del doctor fue deslizándose desde donde se suponía que estaba su actual posición, en línea recta por hacia el este. Eran unas do scuadrículas de mapa, a día por pie, donde el croquis mostraba una serie de deformaciones rocosas, lagos y planicies de por medio que desde luego suponían ser una barrera natural que se había estado componiendo con el paso del tiempo. Luego, la ya conocida inundación que daba la bienvenida al embudo que conformaba el Valle de Unraikyo, donde tenía en su interior cientos y cientos de cuevas y riscos se abrían paso, conectados entre sí, tan o más inexplorados que los horizontes más lejanos del océano—. no es un trayecto sencillo. Lo desconocido aguarda a por nosotros. Y si será difícil llegar hasta el cauce que nos permita adentrarnos al Valle, más difícil será surcar sus corrientes interiores. Pero valdrá la pena, una vez podamos verlo. De hecho, hoy por la noche tendrás una ínfima primicia acerca de qué estaremos buscando. Ya lo verás, jovenzuelo.
El doctor Hibana le volvió a mirar con gesto cansino, y soltó un suspiro ensordecedor. Le molestaba tener que explicar dos veces las cosas. Lo que sí no le preocupó, sino que le interesó, fue aquella araña parlante que demostraría su inconformidad respecto a lo escueto de la explicación del propio Tengoku. Kumopansa había tenido la suerte de que él no era un antropólogo curioso, pues para entonces habría terminado diseccionada y disecada.
—¿Es que no lo ves, muchacho? —el dedo del doctor fue deslizándose desde donde se suponía que estaba su actual posición, en línea recta por hacia el este. Eran unas do scuadrículas de mapa, a día por pie, donde el croquis mostraba una serie de deformaciones rocosas, lagos y planicies de por medio que desde luego suponían ser una barrera natural que se había estado componiendo con el paso del tiempo. Luego, la ya conocida inundación que daba la bienvenida al embudo que conformaba el Valle de Unraikyo, donde tenía en su interior cientos y cientos de cuevas y riscos se abrían paso, conectados entre sí, tan o más inexplorados que los horizontes más lejanos del océano—. no es un trayecto sencillo. Lo desconocido aguarda a por nosotros. Y si será difícil llegar hasta el cauce que nos permita adentrarnos al Valle, más difícil será surcar sus corrientes interiores. Pero valdrá la pena, una vez podamos verlo. De hecho, hoy por la noche tendrás una ínfima primicia acerca de qué estaremos buscando. Ya lo verás, jovenzuelo.