30/01/2018, 15:18
Mogura pasaría por al lado de Karamaru y continuaría su camino hasta llegar al fondo de la habitación, donde Ryu se encontraría junto a lo que sería el paciente más grave del momento.
— Madre mía, deberían haberte curado esto antes de ponerse conmigo. ¿Cuanta sangre has perdido? ¿Cuanto hace que no puedes mover la pierna?
— Pero lo mio no tiene cura ya. Solo es una pierna. En cambio, mírate. Tendrías que haberte visto la cara cuando estabas en cama.
Menuda carnicería tenía Ryu entre las manos cuando Mogura llegó hasta ellos, una contundente imagen para alguien que acababa de desayunar, pero el médico tenía estomago para eso y más, incluso podría haberse puesto a desayunar junto a ese hombre si hubiese tenido que hacerlo.
El paciente en cuestión era una persona de mayor edad que él y sus superiores, pero que aún así conservaba una saludable cabellera. Su pierna tenía una herida muy profunda y la sangre que había perdido no era poca.
— ¡Mogura-san! Le estaba cambiando las vendas a Shokichi-san y ha empezado a sangrar, creo que no se las habían cambiado desde que llegaron.
Exclamó su superior al verle llegar, Shokichi era el nombre por el cual la gente del lugar se dirigía al hombre herido, al menos Ryu lo hacía de esa manera.
Manase Mogura miró a su superior un segundo, asintió con un gesto de su cabeza y luego volvió la mirada al paciente.
—Hay que detener el sangrado y limpiar la herida. Vamos a requerir de la asistencia de Inoue Keisuke, Ryu-san.
Se hizo entonces con algunas vendas y practicó un torniquete en la zona previa de la herida, con la intención de frenar el torrente de sangre y evitar que la vida del hombre se le fuese drenando junto a su color.
En medio de su práctica, miró al paciente a los ojos durante un segundo.
—¿Qué tanto apego siente por su pierna, Shokichi-san?
Consultaría con una mirada no tan seria como siempre.
— Madre mía, deberían haberte curado esto antes de ponerse conmigo. ¿Cuanta sangre has perdido? ¿Cuanto hace que no puedes mover la pierna?
— Pero lo mio no tiene cura ya. Solo es una pierna. En cambio, mírate. Tendrías que haberte visto la cara cuando estabas en cama.
Menuda carnicería tenía Ryu entre las manos cuando Mogura llegó hasta ellos, una contundente imagen para alguien que acababa de desayunar, pero el médico tenía estomago para eso y más, incluso podría haberse puesto a desayunar junto a ese hombre si hubiese tenido que hacerlo.
El paciente en cuestión era una persona de mayor edad que él y sus superiores, pero que aún así conservaba una saludable cabellera. Su pierna tenía una herida muy profunda y la sangre que había perdido no era poca.
— ¡Mogura-san! Le estaba cambiando las vendas a Shokichi-san y ha empezado a sangrar, creo que no se las habían cambiado desde que llegaron.
Exclamó su superior al verle llegar, Shokichi era el nombre por el cual la gente del lugar se dirigía al hombre herido, al menos Ryu lo hacía de esa manera.
Manase Mogura miró a su superior un segundo, asintió con un gesto de su cabeza y luego volvió la mirada al paciente.
—Hay que detener el sangrado y limpiar la herida. Vamos a requerir de la asistencia de Inoue Keisuke, Ryu-san.
Se hizo entonces con algunas vendas y practicó un torniquete en la zona previa de la herida, con la intención de frenar el torrente de sangre y evitar que la vida del hombre se le fuese drenando junto a su color.
En medio de su práctica, miró al paciente a los ojos durante un segundo.
—¿Qué tanto apego siente por su pierna, Shokichi-san?
Consultaría con una mirada no tan seria como siempre.
Hablo - Pienso