30/01/2018, 16:41
(Última modificación: 30/01/2018, 16:42 por Inuzuka Nabi.)
—Buenos días, soy Tsukiyama Daigo. Querría solicitar una misión
— Buenos días, Daigo-kun. ¿Tu primera misión? No te había visto por aquí.
Antes de que Daigo pudiese contestar, el anciano que se encontraba detrás del mostrador se levantó, dejando ver su altura, que era bastante más que la del genin, además de su musculatura, que también era bastante más que la del genin. De hecho, la barba blanca del anciano sí que medía algo parecido a la altura de Daigo.
Bajo su chaleco de Jounin no llevaba más que músculos y cicatrices, con unos pantalones holgados de color verde hierba. El hombre ya casi había decidido la misión de su subordinado cuando apareció un conocido de ambos.
— Siento la interrupción. Buenos días. Soy Eikyu Juro, y también vengo a solicitar una misión Podríamos trabajar juntos.
Para entonces el encargado de aquella sección del edificio del Morikage ya estaba a su lado y procedió a darle un golpecito a Juro. Un golpecito de los suyos podía ser un puñetazo con toda la fuerza de Daigo. Sin embargo, esta vez no se quedó para ver como el shinobi aguantaba el golpe, sino que volvió a sentarse en su silla tras el mostrador. Él ya sabía su estado físico solo golpeándole. La sabiduría de la edad.
— Bien, Daigo-kun, creo que podrías hacer una misión de rango C con Juro-kun. Pero él será el capitán, tu forma física es bastante mediocre, así que la próxima vez que me pidas una misión trabajaremos sobre ese aspecto. Los jóvenes de hoy en día os pensáis que todo es Ninjutsu y Genjutsu, y no.
Suspiró, cruzándose de brazos.
— ¿Y bien?
— Buenos días, Daigo-kun. ¿Tu primera misión? No te había visto por aquí.
Antes de que Daigo pudiese contestar, el anciano que se encontraba detrás del mostrador se levantó, dejando ver su altura, que era bastante más que la del genin, además de su musculatura, que también era bastante más que la del genin. De hecho, la barba blanca del anciano sí que medía algo parecido a la altura de Daigo.
Bajo su chaleco de Jounin no llevaba más que músculos y cicatrices, con unos pantalones holgados de color verde hierba. El hombre ya casi había decidido la misión de su subordinado cuando apareció un conocido de ambos.
— Siento la interrupción. Buenos días. Soy Eikyu Juro, y también vengo a solicitar una misión Podríamos trabajar juntos.
Para entonces el encargado de aquella sección del edificio del Morikage ya estaba a su lado y procedió a darle un golpecito a Juro. Un golpecito de los suyos podía ser un puñetazo con toda la fuerza de Daigo. Sin embargo, esta vez no se quedó para ver como el shinobi aguantaba el golpe, sino que volvió a sentarse en su silla tras el mostrador. Él ya sabía su estado físico solo golpeándole. La sabiduría de la edad.
— Bien, Daigo-kun, creo que podrías hacer una misión de rango C con Juro-kun. Pero él será el capitán, tu forma física es bastante mediocre, así que la próxima vez que me pidas una misión trabajaremos sobre ese aspecto. Los jóvenes de hoy en día os pensáis que todo es Ninjutsu y Genjutsu, y no.
Suspiró, cruzándose de brazos.
— ¿Y bien?