30/01/2018, 17:04
Eri no se detuvo ni un segundo a perder el tiempo en explicarme que tenía un plan ni nada por el estilo, se coló en el centro de la calle y empezó a hablar llamando la atención de todos los viandantes. Su pelo rojizo danzaba al son de los vaivenes que hacía con todo su cuerpo para acompañar su apasionado discurso, desvelando, una vez más, la tímida belleza que ocultaba tras una cortina de frialdad y malos pensamientos hacia mi persona.
Su suave olor se colaba entre el pestazo de las cebollas, aunque de eso solo me daría cuenta yo. Cuando se paró a medio discurso un instante para calentarse las manos reparé en su rubor, haciendo que mi salvaje y oprimido corazón se saltase un latido. ¿Siempre había sido así de bella? ¿O yo había tenido algo de ceguera selectiva todos aquellos años?
La gente no tardó en venir hacia la caja de cebollas cuando Eri dijo la palabra mágica, gratis. Algunas ancianas ya venían con el dinero en la mano, pero yo se lo rechazaba educadamente y les daba un par de cebollas por ser tan amables. La mayoría de personas solo reparaban en mi presencia cuando veían la cebolla ir hacia ellos desde la caja y preguntándose qué magia negra era esa, veían mi mano.
Entre gracias y hasta luegos, fui repartiendo cebollas como si fuesen caramelos. Stuffy por su parte, se había ido con Eri en cuanto ésta había empezado a hablar en voz alta, encandilado por la actuación. Empezaría a ladrar con cada golpe de voz de Eri mientras rondaba por sus alrededores, aunque la gente le hacía más caso a la Uzumaki, algunos niños se percataban de Stuffy.
Poco a poco, las conversaciones cercanas se fueron transformando en cosas como, ¿Fideos Aikito? No tenía ni idea de que existiera o Estos de Fideos Aikito están locos, ¿cómo va a ser una buena campaña repartir cebollas?. Así que al menos habíamos conseguido que hablasen de ello.
Para cuando acabó la gente quedaban un par de cebollas todavía, las que peor cara tenían, me las habían rechazado un par de veces en favor a otras que tenían mejor cara. Me rasqué la nuca y me giré a mi jefa.
— Eri-chan, quedan dos cebollas, pero la gente no las quiere porque dicen que tienen mala cara. Yo no sé de cebollas, para mi todas tienen mala cara. ¿Qué hacemos?
Su suave olor se colaba entre el pestazo de las cebollas, aunque de eso solo me daría cuenta yo. Cuando se paró a medio discurso un instante para calentarse las manos reparé en su rubor, haciendo que mi salvaje y oprimido corazón se saltase un latido. ¿Siempre había sido así de bella? ¿O yo había tenido algo de ceguera selectiva todos aquellos años?
La gente no tardó en venir hacia la caja de cebollas cuando Eri dijo la palabra mágica, gratis. Algunas ancianas ya venían con el dinero en la mano, pero yo se lo rechazaba educadamente y les daba un par de cebollas por ser tan amables. La mayoría de personas solo reparaban en mi presencia cuando veían la cebolla ir hacia ellos desde la caja y preguntándose qué magia negra era esa, veían mi mano.
Entre gracias y hasta luegos, fui repartiendo cebollas como si fuesen caramelos. Stuffy por su parte, se había ido con Eri en cuanto ésta había empezado a hablar en voz alta, encandilado por la actuación. Empezaría a ladrar con cada golpe de voz de Eri mientras rondaba por sus alrededores, aunque la gente le hacía más caso a la Uzumaki, algunos niños se percataban de Stuffy.
Poco a poco, las conversaciones cercanas se fueron transformando en cosas como, ¿Fideos Aikito? No tenía ni idea de que existiera o Estos de Fideos Aikito están locos, ¿cómo va a ser una buena campaña repartir cebollas?. Así que al menos habíamos conseguido que hablasen de ello.
Para cuando acabó la gente quedaban un par de cebollas todavía, las que peor cara tenían, me las habían rechazado un par de veces en favor a otras que tenían mejor cara. Me rasqué la nuca y me giré a mi jefa.
— Eri-chan, quedan dos cebollas, pero la gente no las quiere porque dicen que tienen mala cara. Yo no sé de cebollas, para mi todas tienen mala cara. ¿Qué hacemos?
—Nabi—
![[Imagen: 23uv4XH.gif]](https://i.imgur.com/23uv4XH.gif)