30/01/2018, 17:47
Nabi había dicho que sí a su propuesta, por lo que Eri guiaría el trayecto hasta su casa que, por suerte, no quedaba más allá de dos calles pasando el mercado. Era algo bueno de su pequeño piso pues así no tenía que ir arriba y abajo con las bolsas de la compra o simplemente por comodidad.
El trayecto se mantuvo en un apacible silencio roto a veces por los sonidos que hacía Stuffy al andar, los extraños suspiros de Nabi que hacía solo por respirar o los movimientos de las cebollas que hacían dentro de la caja de madera. Por suerte llegaron pronto a su destino.
—Espera un momento, no tardo —le pidió antes de subir las escaleras que guiaban hasta su puerta.
Una vez allí dejó la caja en el suelo y buscó sus llaves, abriendo la puerta segundos después. No entró ni encendió las luces, simplemente dejó la caja a un lado de la puerta y echó el cerrojo de nuevo, bajando y reencontrándose con Nabi sin que apenas pasasen cinco minutos de su marcha.
—Bien, ahora a Fideos Aikito —alegó antes de volver a emprender su marcha. Y ahora resultaría más fácil encontrar el local, pues se sabían el camino. O eso esperaba ella.
El trayecto se mantuvo en un apacible silencio roto a veces por los sonidos que hacía Stuffy al andar, los extraños suspiros de Nabi que hacía solo por respirar o los movimientos de las cebollas que hacían dentro de la caja de madera. Por suerte llegaron pronto a su destino.
—Espera un momento, no tardo —le pidió antes de subir las escaleras que guiaban hasta su puerta.
Una vez allí dejó la caja en el suelo y buscó sus llaves, abriendo la puerta segundos después. No entró ni encendió las luces, simplemente dejó la caja a un lado de la puerta y echó el cerrojo de nuevo, bajando y reencontrándose con Nabi sin que apenas pasasen cinco minutos de su marcha.
—Bien, ahora a Fideos Aikito —alegó antes de volver a emprender su marcha. Y ahora resultaría más fácil encontrar el local, pues se sabían el camino. O eso esperaba ella.