31/01/2018, 05:36
(Última modificación: 31/01/2018, 05:38 por Uchiha Datsue.)
Yuki Yuko le miró con aquellos ojos azules que tanto le caracterizaban, tan claros que rozaban el blanco del frío hielo. ¿O era Yuki Yuji? Con aquellos dos gemelos —que se turnaban la secretaría de forma totalmente caótica y desorganizada— era casi imposible saberlo.
Yuki Yoko era un hombre entrado en la treintena, de músculos marcados y normalmente jovial y alegre. Aquel día, sin embargo, se le notaba sombrío y triste. Tenía las cejas caídas, la espalda ligeramente encorvada y los hombros hundidos. Apenas respondió al saludo de Kaido con un murmullo, una especie de huh, para luego extenderle el pergamino de su misión.
Yuki Yoko era un hombre entrado en la treintena, de músculos marcados y normalmente jovial y alegre. Aquel día, sin embargo, se le notaba sombrío y triste. Tenía las cejas caídas, la espalda ligeramente encorvada y los hombros hundidos. Apenas respondió al saludo de Kaido con un murmullo, una especie de huh, para luego extenderle el pergamino de su misión.