1/02/2018, 23:04
Todo lo que estaba ocurriendo escapaba de la imaginación de la pelirroja, principalmente porque fue prácticamente arrastrada en contra de su voluntad por nada más y nada menos que Raiden, su sensei quien… simplemente les mostró unos boletos para ir a un lugar que le resultaba desconocido, al menos hasta ese momento.
Llevaba su conjunto habitual compuesto por una camisa sin mangas con bragueta en la parte frontal, un pantalón ajustado y una falda por encima. La bandana la llevaba en su lugar habitual —la cintura— y su portaobjetos grande colgado a la tela que tenía a modo de cinturón. Llevaba consigo también su capa de viaje por si el clima así se lo exigía.
Por lo demás, simplemente se había dedicado a seguir a su superior en silencio, desde un lado sin siquiera plantearse el entrometerse en aquella tan vivaz conversación que los masculinos estaban llevando. Y había un simple y buen motivo para que no se mostrase ni un poco intrigada ni feliz por ser llevada hasta un lugar así y era que… para ella ir a entrenar a un lugar así significaba que se llevaría más de una paliza, y eso estaba mal, muy mal.
«Yo no quería… »lloraba en su mente, mientras que su rostro simplemente mostraba su habitual expresión melancólica aunque ahora estaba algo cabizbaja y de hombros caídos. Se notaba a leguas que no estaba tan interesada en entrenar como su compañero genin o el chuunin por tener a dos alumnos allí.
¿Cómo es Hisui? Ritsuko no lo sabe, lo único que tiene en claro es que el Nara de algo le conocerá porque de lo contrario no se hubiese mostrado tan emocionado por tener esos boletos, ni tampoco les hubiese ordenado de tal manera el asistir a aquellas prácticas.
Pero ya nada quedaba por hacer, la pelirroja ya había cruzado aquella inmensa muralla junto con sus compañeros y le llamó un tanto la atención el aspecto de la misma. Tal vez habían cubierto la madera con algún material que simulaba perfectamente la misma textura, porque resultaba muy difícil de creer que todo lo que se veía de la construcción estuviese hecho con tan solo una pieza.
Finalmente llegaron con aquel anciano que sería quien les enseñaría durante el tiempo que estuviesen allí, pero en cuanto la de ojos blancos vio la notable reverencia que le dedicó, ella no pudo hacer otra cosa que plantar una rodilla en el piso en señal de sumo respeto, se le antojaba lógico que siendo inferior a Raiden ella le reverenciase de una forma un tanto más marcada.
—E-e-es un honor c-c-c-conocerle —afirmó, con tono tembloroso y algo bajo. Se notaba a leguas cuan nerviosa estaba.
Llevaba su conjunto habitual compuesto por una camisa sin mangas con bragueta en la parte frontal, un pantalón ajustado y una falda por encima. La bandana la llevaba en su lugar habitual —la cintura— y su portaobjetos grande colgado a la tela que tenía a modo de cinturón. Llevaba consigo también su capa de viaje por si el clima así se lo exigía.
Por lo demás, simplemente se había dedicado a seguir a su superior en silencio, desde un lado sin siquiera plantearse el entrometerse en aquella tan vivaz conversación que los masculinos estaban llevando. Y había un simple y buen motivo para que no se mostrase ni un poco intrigada ni feliz por ser llevada hasta un lugar así y era que… para ella ir a entrenar a un lugar así significaba que se llevaría más de una paliza, y eso estaba mal, muy mal.
«Yo no quería… »lloraba en su mente, mientras que su rostro simplemente mostraba su habitual expresión melancólica aunque ahora estaba algo cabizbaja y de hombros caídos. Se notaba a leguas que no estaba tan interesada en entrenar como su compañero genin o el chuunin por tener a dos alumnos allí.
¿Cómo es Hisui? Ritsuko no lo sabe, lo único que tiene en claro es que el Nara de algo le conocerá porque de lo contrario no se hubiese mostrado tan emocionado por tener esos boletos, ni tampoco les hubiese ordenado de tal manera el asistir a aquellas prácticas.
Pero ya nada quedaba por hacer, la pelirroja ya había cruzado aquella inmensa muralla junto con sus compañeros y le llamó un tanto la atención el aspecto de la misma. Tal vez habían cubierto la madera con algún material que simulaba perfectamente la misma textura, porque resultaba muy difícil de creer que todo lo que se veía de la construcción estuviese hecho con tan solo una pieza.
Finalmente llegaron con aquel anciano que sería quien les enseñaría durante el tiempo que estuviesen allí, pero en cuanto la de ojos blancos vio la notable reverencia que le dedicó, ella no pudo hacer otra cosa que plantar una rodilla en el piso en señal de sumo respeto, se le antojaba lógico que siendo inferior a Raiden ella le reverenciase de una forma un tanto más marcada.
—E-e-es un honor c-c-c-conocerle —afirmó, con tono tembloroso y algo bajo. Se notaba a leguas cuan nerviosa estaba.