4/02/2018, 06:24
El descenso de los pájaros les obligó a sumergirse en el corazón de aquella jungla olvidada, donde los rascacielos más altos fungían como testigos de su repentina intromisión. Más pronto que tarde, Daruu y Kaido se vieron envueltos por la miseria de lo que una vez fue una gloriosa ciudad y que, ahora ante sus ojos, se traducía en escombros, polvo, y estructuras que apenas se mantenían erguidas.
Aquella estatua, sin embargo, no había corrido tanta suerte. Sin cabeza por sobre sus hombros, y con la mano perdida; señalando a la nada. O, ¿señalándolos a ellos? ...
A Kaido se le irguieron los vellos y no pudo evitar darse una vuelta sobre su propio pie, para cerciorarse de que aún no tenía a algún espanto surcándole el cogote. Después, afinó el oído, y lo único que logró captar fue el incesante chapoteo de la lluvia bañando a la Ciudad Fantasma. Un silencio a la vez ensordecedor y bastante agobiante, por cierto.
—Deberíamos buscar un edificio que no parezca muy tocado y pasar la noche allí. Tengo saco de dormir, pero me temo que aquí no vamos a encontrar mucha madera para encender un fuego...
«"Un edificio que no parezca muy tocado". Primero logramos que Mogura nos llame por nuestro nombre de pila antes que conseguir un techo estable en este cuchitril» —pensó, mientras tanteaba el panorama. Todo parecía a punto de venirse abajo en cualquier momento.
—Lo de observar se de ta mejor a ti, así que lo dejo a tu elección.
Kaido comenzó a andar, cortando aquella soledad con su sinuosa presencia. Mirando aquí y a allá, con una mano siempre lo suficientemente cerca de su espada. Pescado precavido siempre valía por dos.
Aquella estatua, sin embargo, no había corrido tanta suerte. Sin cabeza por sobre sus hombros, y con la mano perdida; señalando a la nada. O, ¿señalándolos a ellos? ...
A Kaido se le irguieron los vellos y no pudo evitar darse una vuelta sobre su propio pie, para cerciorarse de que aún no tenía a algún espanto surcándole el cogote. Después, afinó el oído, y lo único que logró captar fue el incesante chapoteo de la lluvia bañando a la Ciudad Fantasma. Un silencio a la vez ensordecedor y bastante agobiante, por cierto.
—Deberíamos buscar un edificio que no parezca muy tocado y pasar la noche allí. Tengo saco de dormir, pero me temo que aquí no vamos a encontrar mucha madera para encender un fuego...
«"Un edificio que no parezca muy tocado". Primero logramos que Mogura nos llame por nuestro nombre de pila antes que conseguir un techo estable en este cuchitril» —pensó, mientras tanteaba el panorama. Todo parecía a punto de venirse abajo en cualquier momento.
—Lo de observar se de ta mejor a ti, así que lo dejo a tu elección.
Kaido comenzó a andar, cortando aquella soledad con su sinuosa presencia. Mirando aquí y a allá, con una mano siempre lo suficientemente cerca de su espada. Pescado precavido siempre valía por dos.