4/02/2018, 22:33
—Esto no pinta nada bien… — Admitió el moreno en un ataque de sinceridad.
—Y que lo digas...— Resoplé sin ánimos.
Ahora ¿qué? El mismo Koutetsu se daba cuenta de la situación, el enemigo parecía recobrar la compostura y el frío seguía calando en mí, en cualquier momento podría desfallecer ante la temperatura que me rodeaba.
Repentinamente una voz fémenina y chillona se manifestó desde las alturas de la casa, directamente desde la ventana.
—El señor Shinda tiene un plan, pero necesitan que aguanten hasta que estén listos los preparativos.
"Finalmente puso a trabajar a sus neuronas para salir de esta situación... Imagino que se habrá dado cuenta de que él tiene la llave..." Me dije un poco más satisfecho por la declaración por parte de su ayudante.
—¿Qué te parece? —preguntó con una sonrisa leve—. Lo dice como si fuera fácil. Bueno, no es que tengamos otra opción.
—Espero que no se tarden mucho...— Admití con un poco de preocupación por el tiempo que pudiera llevarse los preparativos. —Por lo menos tenemos un plan.— Dije tratando de sonar optimista, aunque realmente ninguno de los dos sabía cual era la estrategia, por lo que solo quedaba confiar en un señor que acababamos de conocer.
Koutetsu fue el primero en atacar, se tiró con su espada en mano directamente hacia el pálido guerrero. "Aquí vamos" Suspiré y entonces corrí directamente hacia nuestro rival, a pocos pasos del peliblanco. El espadachín empezó a lanzar cortes al cuerpo del oponente con la intención de picarlo en dos o más partes, pero éste no se dejaría así nomás nuevamente hizo gala de su gran agilidad y escapaba con cierta facilidad del filo del moreno.
"Espero que esto funcione"
Uní mis manos y luego tres yo idénticos al original, estaban a mi lado, ahora eramos cuatro Inoue Keisuke, ¿él sabría cual era el real? Indistintamente el cuarteto se lanzó por cada uno de sus puntos cardinales, aunque no todos ibamos al unisono nos acercabamos con decisión a él, sería cuestión de tiempo para hacerle una encerrona conjunto al filo de Koutetsu, y que inevitablemente terminara comiendose un espadazo o otro de mis puñetazos, sí es que todo salía como lo tenía mentalmente planeado.
—Y que lo digas...— Resoplé sin ánimos.
Ahora ¿qué? El mismo Koutetsu se daba cuenta de la situación, el enemigo parecía recobrar la compostura y el frío seguía calando en mí, en cualquier momento podría desfallecer ante la temperatura que me rodeaba.
Repentinamente una voz fémenina y chillona se manifestó desde las alturas de la casa, directamente desde la ventana.
—El señor Shinda tiene un plan, pero necesitan que aguanten hasta que estén listos los preparativos.
"Finalmente puso a trabajar a sus neuronas para salir de esta situación... Imagino que se habrá dado cuenta de que él tiene la llave..." Me dije un poco más satisfecho por la declaración por parte de su ayudante.
—¿Qué te parece? —preguntó con una sonrisa leve—. Lo dice como si fuera fácil. Bueno, no es que tengamos otra opción.
—Espero que no se tarden mucho...— Admití con un poco de preocupación por el tiempo que pudiera llevarse los preparativos. —Por lo menos tenemos un plan.— Dije tratando de sonar optimista, aunque realmente ninguno de los dos sabía cual era la estrategia, por lo que solo quedaba confiar en un señor que acababamos de conocer.
Koutetsu fue el primero en atacar, se tiró con su espada en mano directamente hacia el pálido guerrero. "Aquí vamos" Suspiré y entonces corrí directamente hacia nuestro rival, a pocos pasos del peliblanco. El espadachín empezó a lanzar cortes al cuerpo del oponente con la intención de picarlo en dos o más partes, pero éste no se dejaría así nomás nuevamente hizo gala de su gran agilidad y escapaba con cierta facilidad del filo del moreno.
"Espero que esto funcione"
Uní mis manos y luego tres yo idénticos al original, estaban a mi lado, ahora eramos cuatro Inoue Keisuke, ¿él sabría cual era el real? Indistintamente el cuarteto se lanzó por cada uno de sus puntos cardinales, aunque no todos ibamos al unisono nos acercabamos con decisión a él, sería cuestión de tiempo para hacerle una encerrona conjunto al filo de Koutetsu, y que inevitablemente terminara comiendose un espadazo o otro de mis puñetazos, sí es que todo salía como lo tenía mentalmente planeado.