8/02/2018, 22:44
— ¿Cómo que ellos? ¿Quiénes son ellos?
— ¿Cómo que quien son ellos? ¡Los bandidos, Riko! ¡Los bandidos!
El hombre parecía claramente alterado. Algo normal teniendo en cuenta que toda su mercancía, su dinero y su forma de ganarse la vida estaba en riesgo. Se levantó, solo para darse cuenta de que Koko estaba inconsciente y apoyada en él. Estaba tan pendiente de toda esa situación que apenas de había dado cuenta de que la muchacha estaba apoyada en él desde hacia rato ya.
— ¡Koko! ¡Koko!
La zarandeó pero la joven no daba ningún signo de estar consciente ni de ir a recuperarse en un momento cercano. Entre maldiciones, Fu se dirigió a la parte de atrás del carromato con Koko en brazos, la dejó con poca delicadeza y sacó algo de sus bien aseguradas mercancías.
Unos segundos más tarde, volvería con Riko blandiendo un bate de madera que podría identificar como un radio de las ruedas del carromato, pero como añadido tenía varios clavos de hierro sobresaliendo en todas direcciones.
— Tu compañera está completamente fuera. ¿Qué mierda de entrenamiento os dan en vuestra villa? ¡Si acabamos de levantarnos y ni siquiera a dado dos pasos! ¡Joder!
El hombre estaba claramente nervioso, blandía el bate con clavos sin tener ni idea de qué hacer a continuación. Lo único que Riko sabía, era que el ponerse nervioso había arrasado con todos sus modales y ahora maldecía más que un amenio en el desierto del País del Viento.
— Bueno, ¿qué?
— ¿Cómo que quien son ellos? ¡Los bandidos, Riko! ¡Los bandidos!
El hombre parecía claramente alterado. Algo normal teniendo en cuenta que toda su mercancía, su dinero y su forma de ganarse la vida estaba en riesgo. Se levantó, solo para darse cuenta de que Koko estaba inconsciente y apoyada en él. Estaba tan pendiente de toda esa situación que apenas de había dado cuenta de que la muchacha estaba apoyada en él desde hacia rato ya.
— ¡Koko! ¡Koko!
La zarandeó pero la joven no daba ningún signo de estar consciente ni de ir a recuperarse en un momento cercano. Entre maldiciones, Fu se dirigió a la parte de atrás del carromato con Koko en brazos, la dejó con poca delicadeza y sacó algo de sus bien aseguradas mercancías.
Unos segundos más tarde, volvería con Riko blandiendo un bate de madera que podría identificar como un radio de las ruedas del carromato, pero como añadido tenía varios clavos de hierro sobresaliendo en todas direcciones.
— Tu compañera está completamente fuera. ¿Qué mierda de entrenamiento os dan en vuestra villa? ¡Si acabamos de levantarnos y ni siquiera a dado dos pasos! ¡Joder!
El hombre estaba claramente nervioso, blandía el bate con clavos sin tener ni idea de qué hacer a continuación. Lo único que Riko sabía, era que el ponerse nervioso había arrasado con todos sus modales y ahora maldecía más que un amenio en el desierto del País del Viento.
— Bueno, ¿qué?