9/02/2018, 19:38
Datsue observaba con curiosidad al que sería su particular compañero en aquella misión. Akame le había hablado de él, claro, pues al parecer habían vivido una aventura de lo más intensa hacía no mucho. De pelo negro y ojos oscuros, tal y como se lo había imaginado, aunque quizá algo más… alto de lo que pensaba.
—Oh, vamos, vamos. Akame es un exagerado, no le hagas mucho caso —dijo sonriente, haciendo un ademán para quitarle importancia a los piropos de Ralexion. La primera impresión fue, sin duda, inmejorable. Uchiha Datsue siempre había sido vulnerable a los halagos—. Uchiha Datsue —se reafirmó, estrechándole la mano—, pero mis amigos me llaman Datsue el Intrépido. —Ni la mitad de veces de lo que él desearía, pero, de vez en cuando, todavía usaban su viejo apodo para referirse a él. Que fuese en serio o de forma irónica era algo en lo que prefería no pensar.
Para aquella misión tan insólita —no todos los días se cooperaba con ninjas extranjeros—, Datsue se había peinado para la ocasión, haciéndose una trenza a cada lateral de su cabeza. Vestía una camisa de manga larga, remangada hasta la mitad de sus antebrazos y dejando ver las pulseras que tenía en una muñeca y la cicatriz que tenía en el otro antebrazo, hecha por Uchiha Akame antes de ser Hermanos. Como acostumbraba, también llevaba un pendiente —un aro negro— en su lóbulo derecho, y su portaobjetos a la altura de la cintura, amarrado a un pantalón gris, de chándal, bastante holgado en la entrepierna.
Akame, mapa en mano, explicó que les debía quedar como medio día de viaje hacia el Sur. Ralexion asintió.
—Me fío de ti —dijo, sin fijarse en el plano que mostraba—. De todos modos, con los mapas siempre ando más perdido que un kusareño en com… —Le invadió una tos repentina—. ¡Ejem! Quiero decir… Bueno, venga, ¡vamos! —exclamó, emprendiendo la marcha de forma precipitada.
«Fiuu… Por los pelos». Acababan de empezar, pero Datsue ya estaba viendo que iba a sufrir de jaqueca para contener sus habituales bromas sobre kusajines.
—Oh, vamos, vamos. Akame es un exagerado, no le hagas mucho caso —dijo sonriente, haciendo un ademán para quitarle importancia a los piropos de Ralexion. La primera impresión fue, sin duda, inmejorable. Uchiha Datsue siempre había sido vulnerable a los halagos—. Uchiha Datsue —se reafirmó, estrechándole la mano—, pero mis amigos me llaman Datsue el Intrépido. —Ni la mitad de veces de lo que él desearía, pero, de vez en cuando, todavía usaban su viejo apodo para referirse a él. Que fuese en serio o de forma irónica era algo en lo que prefería no pensar.
Para aquella misión tan insólita —no todos los días se cooperaba con ninjas extranjeros—, Datsue se había peinado para la ocasión, haciéndose una trenza a cada lateral de su cabeza. Vestía una camisa de manga larga, remangada hasta la mitad de sus antebrazos y dejando ver las pulseras que tenía en una muñeca y la cicatriz que tenía en el otro antebrazo, hecha por Uchiha Akame antes de ser Hermanos. Como acostumbraba, también llevaba un pendiente —un aro negro— en su lóbulo derecho, y su portaobjetos a la altura de la cintura, amarrado a un pantalón gris, de chándal, bastante holgado en la entrepierna.
Akame, mapa en mano, explicó que les debía quedar como medio día de viaje hacia el Sur. Ralexion asintió.
—Me fío de ti —dijo, sin fijarse en el plano que mostraba—. De todos modos, con los mapas siempre ando más perdido que un kusareño en com… —Le invadió una tos repentina—. ¡Ejem! Quiero decir… Bueno, venga, ¡vamos! —exclamó, emprendiendo la marcha de forma precipitada.
«Fiuu… Por los pelos». Acababan de empezar, pero Datsue ya estaba viendo que iba a sufrir de jaqueca para contener sus habituales bromas sobre kusajines.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado