10/02/2018, 00:23
Y después de nuestra presentación el maestro se quedó en silencio mientras miraba a todos y cada uno de nosotros con sus ojos penetrantes, se dio el lujo de gastar el tiempo que quería detallandonos, quizá buscando alguna caracteristica en particular o leyendo algo en nosotros que posiblemente no sabríamos qué. Mi turno se hizo esperar un poco y entonces cuando noté sus orbes miré fijamente las de él, no aparté la mirada ni pestañeé hasta que él hubiera decidido ir hasta el próximo alumno, pero su persistencia me puso un poco nervioso, un escalofrío recorrió mi espalda, y luego sentí una sensación de hormigueo por mi nuca y hombros, todo esto se desvaneció cuando la presión cesó, entonces parpadeé para proteger mis ojos y soltar un leve suspiro de alivio.
"Debe tener los pulmones podridos..." Me dije al ver el humo de la pipa.
Luego de terminar de visualizarnos nos dios la bienvenida, seguida de una ligera reverencia, se viró y dio una breve explicación sobre las estructuras internas, las habitaciones para nosotros, sus invitados, cada pieza estaba identificada con nuestros nombres, un cálido detalle de su parte...
Entonces nos cedió unos breves minutos para dejar nuestras pertenencias en la habitación, alzó la vista y le imité noté el reloj en la fachada, marcaban las doce y diez minutos, entonces anunció que el almuerzo sería dentro de veinte minutos, luego anunció que a la una y media estaría en el dojo esperándonos, hizo énfasis en la puntualidad en cuanto a la hora de llegada, sin más que agregar salió de escena.
Sin perder ni un segundo, realicé lo mismo que los demás, ingresé al edificio y fui a la primera planta, luego empecé a pasar las puertas buscando la habitación con mi nombre, una vez hubiera encontrado la misma, ingresé lentamente para observar la inmobiliaria a disposición, me quité el morral y lo dejé en la cama, fui hasta el baño y le di una rápida ojeada para luego hacerme hasta el lavamanos, abrir el grifo y lavar mi cara con un poco de agua, y las manos también.
En unos pocos segundos ya me encontraba en la sala común, tomé asiento, y miré a los que estaba ahí o fueran llegando en el transcurso. "Trataré de no comer muy pesado... El entrenamiento ha de ser fuerte..."
El reloj marcó la hora indicada y el personal hizo acto de presencia, todos vestían uniformados con kimonos blancos y detalles en verde-agua, la mesa se empezó a llenar de bandejas con varios contornos, desde carne hasta pescado, arroz y verduras, todo se veía apetitoso e incluso la boca se me hacía agua, sin embargo, esperé a que terminaran su labor de arreglar cada una de las bandejas y luego me serviría.
Rápidamente me hice con un pescado y verduras, el arroz ya lo tenía, agarré una jarra con jugo y vertí su contenido en mi vaso de madera y luego agarré los palillos. —Buen provecho!— Comenté sonriendo a todos los de la mesa, todo exceptuando a Mogura.
Separé los palillos y comencé a comer.
"Debe tener los pulmones podridos..." Me dije al ver el humo de la pipa.
Luego de terminar de visualizarnos nos dios la bienvenida, seguida de una ligera reverencia, se viró y dio una breve explicación sobre las estructuras internas, las habitaciones para nosotros, sus invitados, cada pieza estaba identificada con nuestros nombres, un cálido detalle de su parte...
Entonces nos cedió unos breves minutos para dejar nuestras pertenencias en la habitación, alzó la vista y le imité noté el reloj en la fachada, marcaban las doce y diez minutos, entonces anunció que el almuerzo sería dentro de veinte minutos, luego anunció que a la una y media estaría en el dojo esperándonos, hizo énfasis en la puntualidad en cuanto a la hora de llegada, sin más que agregar salió de escena.
Sin perder ni un segundo, realicé lo mismo que los demás, ingresé al edificio y fui a la primera planta, luego empecé a pasar las puertas buscando la habitación con mi nombre, una vez hubiera encontrado la misma, ingresé lentamente para observar la inmobiliaria a disposición, me quité el morral y lo dejé en la cama, fui hasta el baño y le di una rápida ojeada para luego hacerme hasta el lavamanos, abrir el grifo y lavar mi cara con un poco de agua, y las manos también.
En unos pocos segundos ya me encontraba en la sala común, tomé asiento, y miré a los que estaba ahí o fueran llegando en el transcurso. "Trataré de no comer muy pesado... El entrenamiento ha de ser fuerte..."
El reloj marcó la hora indicada y el personal hizo acto de presencia, todos vestían uniformados con kimonos blancos y detalles en verde-agua, la mesa se empezó a llenar de bandejas con varios contornos, desde carne hasta pescado, arroz y verduras, todo se veía apetitoso e incluso la boca se me hacía agua, sin embargo, esperé a que terminaran su labor de arreglar cada una de las bandejas y luego me serviría.
Rápidamente me hice con un pescado y verduras, el arroz ya lo tenía, agarré una jarra con jugo y vertí su contenido en mi vaso de madera y luego agarré los palillos. —Buen provecho!— Comenté sonriendo a todos los de la mesa, todo exceptuando a Mogura.
Separé los palillos y comencé a comer.