Kagawa rió fuertemente a la excusa del peliblanco, una risa solamente escuchada por los que estaban cerca pues el sonido de fondo lo camuflaba de la muchedumbre.
—¿Y pudieron resolver esos asuntos en sueños? ¿O quedaron pendientes para la siesta mañana?— respondió manteniendo la sonrisa con cara de ingenioso.
Pero la pregunta la borró, y en su lugar la seriedad y una mirada fulminante cocinaron al uzujin. Kagawa dirigió su mirada al escenario y durante unos segundos dominó el silencio claramente impuesto. Pero tras ese tiempo, una voz conocida a las espaldas de Riko contestó la pregunta.
—Ya dijimos que no podemos hablar en lugares públicos, ahora actúen bien o pueden echar esto a perder.
«Takimura...»
Takimura señalo con sus ojos las espaldas de todos, no para que miren sino para que estén atentos. Poco tiempo después, con otro silencio impuesto por esos hombres que miraban atentos el escenario, una voz sonó a espaldas de Karamaru.
—Hola muchachos, ¿Les está gustando el concierto? Es una de mis favoritas, esperaba mucho que pudiera hacerse un hueco en su agenda para venir a cantar de una vez por todas al barco. Siéntanse privilegiados de escuchar una voz tan hermosa en persona.
Karamaru se sorprendió, miró a los hombres y luego a la mujer, luego a Riko para tratar que le diga que pasaba. ¿Cómo era que esos tres estaban juntos? ¿Cómo era que los shinobi terminaron encerrados a cada lado y divididos en el medio?
—H-ho-hola señorita...— y en ese momento otra vez el silencio, la mujer no había querido decir su nombre pero se acordaba tarde.
—Kino. Señorita Kino, ¿O ya te has cambiado el nombre otra vez?— terminó la frase con voz gruesa Kagawa sin sacar los ojos serios de la cantante, con los gennin sin saber donde meterse ante la tensión en el ambiente. La mujer, contestó con una sonrisa desafiante.
—No te voy a dar el placer Kagawa, sabes que no.
—¿Y pudieron resolver esos asuntos en sueños? ¿O quedaron pendientes para la siesta mañana?— respondió manteniendo la sonrisa con cara de ingenioso.
Pero la pregunta la borró, y en su lugar la seriedad y una mirada fulminante cocinaron al uzujin. Kagawa dirigió su mirada al escenario y durante unos segundos dominó el silencio claramente impuesto. Pero tras ese tiempo, una voz conocida a las espaldas de Riko contestó la pregunta.
—Ya dijimos que no podemos hablar en lugares públicos, ahora actúen bien o pueden echar esto a perder.
«Takimura...»
Takimura señalo con sus ojos las espaldas de todos, no para que miren sino para que estén atentos. Poco tiempo después, con otro silencio impuesto por esos hombres que miraban atentos el escenario, una voz sonó a espaldas de Karamaru.
—Hola muchachos, ¿Les está gustando el concierto? Es una de mis favoritas, esperaba mucho que pudiera hacerse un hueco en su agenda para venir a cantar de una vez por todas al barco. Siéntanse privilegiados de escuchar una voz tan hermosa en persona.
Karamaru se sorprendió, miró a los hombres y luego a la mujer, luego a Riko para tratar que le diga que pasaba. ¿Cómo era que esos tres estaban juntos? ¿Cómo era que los shinobi terminaron encerrados a cada lado y divididos en el medio?
—H-ho-hola señorita...— y en ese momento otra vez el silencio, la mujer no había querido decir su nombre pero se acordaba tarde.
—Kino. Señorita Kino, ¿O ya te has cambiado el nombre otra vez?— terminó la frase con voz gruesa Kagawa sin sacar los ojos serios de la cantante, con los gennin sin saber donde meterse ante la tensión en el ambiente. La mujer, contestó con una sonrisa desafiante.
—No te voy a dar el placer Kagawa, sabes que no.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘