18/08/2015, 19:54
El albino sucumbía ante su afán a la pintura. Ensimismado, ni tan siquiera se percató de que un chico se había hecho con su panorama. El Senju seguía dibujando plácidamente, dando trazados a diestro y siniestro, datando una pieza de madera que casi sin duda estaba fuera de lugar. Poco a poco el dibujo fue tomando forma, era algo sencillo, mas aún para un experto dibujante.
El dibujo del Senju no reflejaba una simple realidad visual. Lejos de mostrar lo que los ojos de cualquiera verían, en el dibujo del peliblanco se podían observar unas aterradores fauces saliendo de cada uno de los doblones de madera. Casi toda plancha de roble tenía dientes, hasta la misma cima mostraba una despiadada boca filosa y dentada. Sin embargo, el comienzo de la torre tenía algo raro, un manchurrón sin forma. Algo se le debía haber pasado...
Alzó de nuevo su vista sobre el bloc, y fue entonces que cayó en cuenta. No había visto bien toda la estructura a causa de que había una persona entre medio. Dejó caer un suspiro, y con parsimonia volvió a echar un vistazo a su dibujo.
"Bueno... no es algo que no se pueda arreglar..."
El albino dejó caer con suavidad el bloc sobre la mochila, y no tardó en apartar también el lápiz. Se levantó, y tomó de la mochila la lata de té. Era hora de tomarse un descanso, aunque hacía relativamente poco que había comenzado a dibujar. También contaba el buen rato caminando que llevaba, que casi se podía cuantificar en horas.
Tras tomar el refresco, lo abrió con descaro. El chasquido del metal quizás llamase la atención de su obstáculo visual, aunque tampoco quería molestarle... parecía estar observando también aquella torre de madera. Aunque no había querido darle demasiada importancia, el chico que había obstruido su visión del torreón de madera parecía demasiado ensimismado y abrumado con la madera, hasta el punto que se había acercado para acariciarla o algo parecido.
Con parsimonia, el peliblanco se acercó hacia éste, aunque guardando las distancias. En el camino, le propinó un buen buche a la lata.
—No creo que sea agradable ser sepultado por ese torreón de madera... parece bastante inestable...— Le advirtió al chico.
Entre tanto, volvió a darle un buche a su lata de té verde.
El dibujo del Senju no reflejaba una simple realidad visual. Lejos de mostrar lo que los ojos de cualquiera verían, en el dibujo del peliblanco se podían observar unas aterradores fauces saliendo de cada uno de los doblones de madera. Casi toda plancha de roble tenía dientes, hasta la misma cima mostraba una despiadada boca filosa y dentada. Sin embargo, el comienzo de la torre tenía algo raro, un manchurrón sin forma. Algo se le debía haber pasado...
Alzó de nuevo su vista sobre el bloc, y fue entonces que cayó en cuenta. No había visto bien toda la estructura a causa de que había una persona entre medio. Dejó caer un suspiro, y con parsimonia volvió a echar un vistazo a su dibujo.
"Bueno... no es algo que no se pueda arreglar..."
El albino dejó caer con suavidad el bloc sobre la mochila, y no tardó en apartar también el lápiz. Se levantó, y tomó de la mochila la lata de té. Era hora de tomarse un descanso, aunque hacía relativamente poco que había comenzado a dibujar. También contaba el buen rato caminando que llevaba, que casi se podía cuantificar en horas.
Tras tomar el refresco, lo abrió con descaro. El chasquido del metal quizás llamase la atención de su obstáculo visual, aunque tampoco quería molestarle... parecía estar observando también aquella torre de madera. Aunque no había querido darle demasiada importancia, el chico que había obstruido su visión del torreón de madera parecía demasiado ensimismado y abrumado con la madera, hasta el punto que se había acercado para acariciarla o algo parecido.
Con parsimonia, el peliblanco se acercó hacia éste, aunque guardando las distancias. En el camino, le propinó un buen buche a la lata.
—No creo que sea agradable ser sepultado por ese torreón de madera... parece bastante inestable...— Le advirtió al chico.
Entre tanto, volvió a darle un buche a su lata de té verde.