15/02/2018, 16:43
Curioso como el destino le terminaría jugando aquella pasada al médico de Amegakure.
Había puesto a la persona adecuada en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Había logrado de alguna manera que Manase Mogura llegase a un lugar para entrenar con gente que seguramente no podría encontrar en ningún otro rincón de Oonindo, tenía delante de él la gran posibilidad de pelear contra gente de las otras grandes aldeas.
La ironía opacaba a la comida exquisita que había probado, al hermoso recinto en el cual habían sido recibidos, ese arte tan peculiar que podía llegar a ser el Fuuinjutsu médico y hasta a las palabras del propio maestro, por más valor que pudiesen haber llegado a tener para una persona como Mogura.
Todo se resumió para él en aquellas palabras:
—Inoue Keisuke y Manase Mogura.
El médico de cabello negro dejó escapar un suspiro mientras asentía ligeramente con la cabeza. Había viajado una semana completa para que ese fuese su oponente.
—Esto se pondrá interesante.
Exclamaría el médico de pelo rojo, aparentemente emocionado por la posibilidad de enfrentarse a él. Como siempre, se encontraban en polos totalmente opuestos.
Se llevó una mano a la cabeza y acomodó su peinado, aunque no fuese necesario. Solo entonces, avanzaría hasta el lugar que le correspondía. Se tomó un segundo para apreciar la fragilidad del lugar, como queriendo tomar una fotografía mental antes de que todo fuese a ser destruido.
—Parece que el destino propició este combate.—
Inoue Keisuke se tomaría incluso la libertad de ponerse poético, quizás olvidando otra vez con quien estaba hablando, o seguramente todo lo contrario, recordando exactamente con quien estaba hablando.
—Que desperdicio... ¿No?
Comentaría con el usual tono serio, desde la entrada de la habitación.
—Todos, en posición.
La orden del maestro fue precisa, y aunque no se encontraba en el interior del cuarto, se le escuchaba con bastante claridad.
Tenía entonces un puñado de preguntas que responder, y tenía una respuesta a varias de ellas.
«Contrario a lo que podría estar sucediendote, Inoue Keisuke.»
»El manejo de esta información puede decidir el resultado del combate incluso antes de empezar. El ninja poderoso nunca subestima a su enemigo. Nunca se lanza de cabeza a lo desconocido. Es cuidadoso, medita cada acción, observa cada gota de lluvia, el movimiento de cada hoja en el aire... Así debéis hacer.
Mogura de alguna manera tenía bastante trabajo adelantado sobre aquella situación, conocía muchas cosas sobre el médico. Y estaba bastante seguro de que él no podía decir lo mismo.
Su mano se estaba levantando para realizar el sello de duelo cuando vio a su oponente hacer una reverencia, como consecuencia su palma no llegó a manifestar el sello en cuestión.
—Parece que tus modales no han mejorado.
Observó el médico. Esperando la orden para dar comienzo al combate.
Había puesto a la persona adecuada en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Había logrado de alguna manera que Manase Mogura llegase a un lugar para entrenar con gente que seguramente no podría encontrar en ningún otro rincón de Oonindo, tenía delante de él la gran posibilidad de pelear contra gente de las otras grandes aldeas.
La ironía opacaba a la comida exquisita que había probado, al hermoso recinto en el cual habían sido recibidos, ese arte tan peculiar que podía llegar a ser el Fuuinjutsu médico y hasta a las palabras del propio maestro, por más valor que pudiesen haber llegado a tener para una persona como Mogura.
Todo se resumió para él en aquellas palabras:
—Inoue Keisuke y Manase Mogura.
El médico de cabello negro dejó escapar un suspiro mientras asentía ligeramente con la cabeza. Había viajado una semana completa para que ese fuese su oponente.
—Esto se pondrá interesante.
Exclamaría el médico de pelo rojo, aparentemente emocionado por la posibilidad de enfrentarse a él. Como siempre, se encontraban en polos totalmente opuestos.
Se llevó una mano a la cabeza y acomodó su peinado, aunque no fuese necesario. Solo entonces, avanzaría hasta el lugar que le correspondía. Se tomó un segundo para apreciar la fragilidad del lugar, como queriendo tomar una fotografía mental antes de que todo fuese a ser destruido.
—Parece que el destino propició este combate.—
Inoue Keisuke se tomaría incluso la libertad de ponerse poético, quizás olvidando otra vez con quien estaba hablando, o seguramente todo lo contrario, recordando exactamente con quien estaba hablando.
—Que desperdicio... ¿No?
Comentaría con el usual tono serio, desde la entrada de la habitación.
—Todos, en posición.
La orden del maestro fue precisa, y aunque no se encontraba en el interior del cuarto, se le escuchaba con bastante claridad.
Tenía entonces un puñado de preguntas que responder, y tenía una respuesta a varias de ellas.
«Contrario a lo que podría estar sucediendote, Inoue Keisuke.»
»El manejo de esta información puede decidir el resultado del combate incluso antes de empezar. El ninja poderoso nunca subestima a su enemigo. Nunca se lanza de cabeza a lo desconocido. Es cuidadoso, medita cada acción, observa cada gota de lluvia, el movimiento de cada hoja en el aire... Así debéis hacer.
Mogura de alguna manera tenía bastante trabajo adelantado sobre aquella situación, conocía muchas cosas sobre el médico. Y estaba bastante seguro de que él no podía decir lo mismo.
Su mano se estaba levantando para realizar el sello de duelo cuando vio a su oponente hacer una reverencia, como consecuencia su palma no llegó a manifestar el sello en cuestión.
—Parece que tus modales no han mejorado.
Observó el médico. Esperando la orden para dar comienzo al combate.
Hablo - Pienso