19/08/2015, 16:42
Aquel día era... Como otro día cualquiera, y Eri estaba tirada en el sofá de su pequeño piso con la cabeza colgando, boca arriba. Suspiró por enésima vez y decidió que ya era hora de hacer algo productivo hoy, así que pensó que lo mejor era salir en busca de ingredientes para hacer algún postre y deleitarse con él después de cada comida durante al menos dos días.
''Podría hacer galletas, así las podría compartir con mis amigos.''
Sonrió ante el pensamiento, se colocó sus típicas sandalias ninja y salió corriendo hacia las tiendas donde buscaría los ingredientes perfectos para hacer unas galletas con trozos de chocolate perfectas.
Pero la pobre estaba tan ensimismada con su pensamiento de hacer unas galletas perfectas y que agradasen a todos que se perdió por las calles de Uzushiogakure, llegando así al Jardín de los Cerezos de la villa, donde reinaba el color rosa por encima de todos, gracias a que los pétalos de los cerezos caían haciendo una danza entre ellos. La pequeña de cabellos azules quedó tan asombrada ante tal belleza que se internó en el jardín a dar un paseo, ya compraría los ingredientes más tarde, total, tenía toda la tarde.
Vio a un montón de gente en el camino, y era lo más normal, ya que las personas en esta época no podían perderse tal espectáculo.
''¿Ese de allí no es...?''
Juro caminaba despreocupado entre la multitud, así que Eri decidió darle una sorpresa por la espalda. Acercándose con sigilo, le tocó la espalda y susurró.
-¡Buh!
''Podría hacer galletas, así las podría compartir con mis amigos.''
Sonrió ante el pensamiento, se colocó sus típicas sandalias ninja y salió corriendo hacia las tiendas donde buscaría los ingredientes perfectos para hacer unas galletas con trozos de chocolate perfectas.
Pero la pobre estaba tan ensimismada con su pensamiento de hacer unas galletas perfectas y que agradasen a todos que se perdió por las calles de Uzushiogakure, llegando así al Jardín de los Cerezos de la villa, donde reinaba el color rosa por encima de todos, gracias a que los pétalos de los cerezos caían haciendo una danza entre ellos. La pequeña de cabellos azules quedó tan asombrada ante tal belleza que se internó en el jardín a dar un paseo, ya compraría los ingredientes más tarde, total, tenía toda la tarde.
Vio a un montón de gente en el camino, y era lo más normal, ya que las personas en esta época no podían perderse tal espectáculo.
''¿Ese de allí no es...?''
Juro caminaba despreocupado entre la multitud, así que Eri decidió darle una sorpresa por la espalda. Acercándose con sigilo, le tocó la espalda y susurró.
-¡Buh!