21/02/2018, 03:02
Datsue recuperó sus ganzúas y las metió en un bolsillo, encogiéndose de hombros ante la cara de asco que compuso Daruu mientras se frotaba las manos con el pantalón. No iba a negarlo, tras un viaje tan largo, con el sudor que ello conllevaba y las pocas mudas que traía consigo, aquellas ganzúas estaban lejos de estar impolutas.
Luego, apretó los dientes mientras el Capitán les indicaba lo primero que deberían hacer. No le gustaba tener que hacer como él quería, pese a que tenía que reconocer que no había muchas más opciones. Menos le gustaba tenerle como compañero, por breve que fuese aquella singular alianza. Por no gustar, de hecho, ni le gustaba tener que pensar en él como el Capitán a falta de un nombre.
Pero como muchas otras cosas en la vida, no le quedaba otra que fastidiarse.
Subió por las escaleras con pasos de borracho, tratando de mantenerse en equilibrio con semejante vaivén. Afuera, los borrachos de verdad yacían sobre la cubierta bajo la inclemente tormenta. Otros, incluso seguían festejando al lado del mástil.
El Uchiha contuvo la respiración, petrificado. Esperaba la voz de alarma. El dedo acusador. El chillido delatador. Por suerte, ninguno de aquellos pareció notar su presencia. El alcohol había hecho demasiados estragos en ellos.
—Grumetillos, novatos de agua dulce. No saben todavía ni sujetar una botella y ya intentan beberla.
—Ah, sí, en eso te doy la razón, sureño —tuvo que concederle…—. En esto de beber y hacer el gandul nos lleváis siglos de ventaja —…aunque solo fuese para meterle una pulla después.
Entonces torció la cabeza y le vio. «Nuestro hombre». El rubio al que se refería el Capitán manejaba —aunque esto era ser demasiado generosos con él— el timón de una manera de lo más exótica: con su propio torso tirado sobre él.
En otra circunstancia, en otro momento, Datsue hubiese sugerido mandar a Daruu de avanzadilla, mientras él le cubría las espaldas. Pero su estrategia favorita tenía un riesgo, y ese riesgo tenía forma de hombre con pata de palo. No podía arriesgarse a que el kusareño le robase las llaves a Daruu. Debía hacer un esfuerzo, ir en contra de sus principios y…
—Cúbreme las espaldas, ¿eh? —dijo en voz baja a Daruu—. Haré como que estoy borracho, me acerco al timonel sin llamar demasiado la atención y le birlo las llaves.
»¿O se te ocurre un plan mejor?
Luego, apretó los dientes mientras el Capitán les indicaba lo primero que deberían hacer. No le gustaba tener que hacer como él quería, pese a que tenía que reconocer que no había muchas más opciones. Menos le gustaba tenerle como compañero, por breve que fuese aquella singular alianza. Por no gustar, de hecho, ni le gustaba tener que pensar en él como el Capitán a falta de un nombre.
Pero como muchas otras cosas en la vida, no le quedaba otra que fastidiarse.
Subió por las escaleras con pasos de borracho, tratando de mantenerse en equilibrio con semejante vaivén. Afuera, los borrachos de verdad yacían sobre la cubierta bajo la inclemente tormenta. Otros, incluso seguían festejando al lado del mástil.
El Uchiha contuvo la respiración, petrificado. Esperaba la voz de alarma. El dedo acusador. El chillido delatador. Por suerte, ninguno de aquellos pareció notar su presencia. El alcohol había hecho demasiados estragos en ellos.
—Grumetillos, novatos de agua dulce. No saben todavía ni sujetar una botella y ya intentan beberla.
—Ah, sí, en eso te doy la razón, sureño —tuvo que concederle…—. En esto de beber y hacer el gandul nos lleváis siglos de ventaja —…aunque solo fuese para meterle una pulla después.
Entonces torció la cabeza y le vio. «Nuestro hombre». El rubio al que se refería el Capitán manejaba —aunque esto era ser demasiado generosos con él— el timón de una manera de lo más exótica: con su propio torso tirado sobre él.
En otra circunstancia, en otro momento, Datsue hubiese sugerido mandar a Daruu de avanzadilla, mientras él le cubría las espaldas. Pero su estrategia favorita tenía un riesgo, y ese riesgo tenía forma de hombre con pata de palo. No podía arriesgarse a que el kusareño le robase las llaves a Daruu. Debía hacer un esfuerzo, ir en contra de sus principios y…
—Cúbreme las espaldas, ¿eh? —dijo en voz baja a Daruu—. Haré como que estoy borracho, me acerco al timonel sin llamar demasiado la atención y le birlo las llaves.
»¿O se te ocurre un plan mejor?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado