23/02/2018, 01:29
—¡Claro, con una navaja en la mano es fácil decirlo, colega! —bromeó él, mientras se debatía en un intenso forcejeo con su presa. No obstante, aquello no le iba a durar demasiado pues, por alguna razón, estaba perdiendo la fricción del agarre—. no te me vas a escapar, hijo de puta. ¡Rájale la garganta, Riko, rájasela!
Mientras más rápido los eliminasen, más fácil sería para ellos seguir avanzando. Era momento de que Riko probase la teoría de aquellas cintas negras que llevaban consigo, envolviéndoles como máquinas. En teoría, ante la amenaza del filo de un kunai los organizadores no iban a dejar que el pelirrojo muriera. Eran las reglas.
Kaido tapó la nariz y la boca de su problema, y le apretó los costados del abdomen con talones. Su intención era dejarlo sin aire y sacárselo de encima.
Mientras más rápido los eliminasen, más fácil sería para ellos seguir avanzando. Era momento de que Riko probase la teoría de aquellas cintas negras que llevaban consigo, envolviéndoles como máquinas. En teoría, ante la amenaza del filo de un kunai los organizadores no iban a dejar que el pelirrojo muriera. Eran las reglas.
Kaido tapó la nariz y la boca de su problema, y le apretó los costados del abdomen con talones. Su intención era dejarlo sin aire y sacárselo de encima.