23/02/2018, 14:42
—¡Claro, con una navaja en la mano es fácil decirlo, colega!
El escualo no perdía aquel humor tan especial que tenía bajo ninguna circunstancia y, a pesar de estar asfixiando a un hombre con sus propias manos, se permitía el lujo de soltar algún que otro chascarrillo.
El pelirrojo por su parte no parecía tomarse nada bien el comentario de Kaido e incluso desde la posición del amenio se pudo ver como se hinchaba una vena en su frente y el color de su rostro cambiaba queriendo tomar el mismo tono que su pelo.
— ¡No nos jodas, hijo de puta! — Exclamó echando mano a la katana que poseía y desenvainándola. — ¡Primero acabaré contigo y luego iré a por él!
Tras estas palabras se lanzó como un loco a por Riko, que se mantenía firme en su posición con el kunai en alto, esperando el momento justo para desplazarse lo suficiente para evitar el tajo descendente de su agresor para posteriormente tratar de apuñalarle en el muslo, golpe que fue detenido por la espada del hombre.
Por su parte, Kaido mostraba tener una fuerza superior a su presa y ésta era incapaz de zafarse de la llave del escualo por lo que, en un momento dado —cuando el hombre parecía a punto de desmayarse—, su cuerpo se puso totalmente rígido, dejó de forcejear y sus pies, en contacto con el suelo empezaron a ser tragados por éste, de tal manera que si Kaido le soltaba sería engullido entero por el suelo.
El escualo no perdía aquel humor tan especial que tenía bajo ninguna circunstancia y, a pesar de estar asfixiando a un hombre con sus propias manos, se permitía el lujo de soltar algún que otro chascarrillo.
El pelirrojo por su parte no parecía tomarse nada bien el comentario de Kaido e incluso desde la posición del amenio se pudo ver como se hinchaba una vena en su frente y el color de su rostro cambiaba queriendo tomar el mismo tono que su pelo.
— ¡No nos jodas, hijo de puta! — Exclamó echando mano a la katana que poseía y desenvainándola. — ¡Primero acabaré contigo y luego iré a por él!
Tras estas palabras se lanzó como un loco a por Riko, que se mantenía firme en su posición con el kunai en alto, esperando el momento justo para desplazarse lo suficiente para evitar el tajo descendente de su agresor para posteriormente tratar de apuñalarle en el muslo, golpe que fue detenido por la espada del hombre.
Por su parte, Kaido mostraba tener una fuerza superior a su presa y ésta era incapaz de zafarse de la llave del escualo por lo que, en un momento dado —cuando el hombre parecía a punto de desmayarse—, su cuerpo se puso totalmente rígido, dejó de forcejear y sus pies, en contacto con el suelo empezaron a ser tragados por éste, de tal manera que si Kaido le soltaba sería engullido entero por el suelo.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»