25/02/2018, 12:50
Esta vez, en lugar de volver a atravesar todo el país del bosque de un lado a otro para volver a Amegakure, decidí hacer el camino rápido y atravesar el país de la tierra. Total, la parte del país del bosque que tenia que cruzar ya la había visto, y el país de la tierra no, por lo que, además, aprovecharía para ver cosas nuevas. Aunque los picos de las montañas estaban todavía cubiertos de nieve, el camino estaba despejado.
Mi primera para de vuelta a casa fue Notsuba. Era una enorme ciudad construida en un risco entre las montañas. Estratégicamente era un buen lugar para defenderse en caso de ataque, por eso seguramente era el lugar elegido por el señor feudal de país para residir. Quizás me dejaran hacer una visita turística al palacio. Y si no, la ciudad parecía un buen lugar para una paradita.
Las calles de la ciudad estaban llenas de gente de todo tipo. Por lo general, la gente estaba animada y ociosa, paseando por las calles, sentados en las terrazas de los locales, en las tiendas de ropa o armas. Aún así, ese tipo de ciudades siempre tenían su lado oscuro. Oculto para los visitantes. Una ciudad llena de ocio y visitantes dispuestos a dejarse el dinero, también era una ciudad perfecta para los ladrones.
—¿Falta mucho para llegar a casa?
Había llamado a Kiara para que me acompañara un rato. No era la mejor compañía del mundo, pero desde luego era mejor que el cien por cien de los humanos. Vale que su carácter era un poco… imprevisible, pero aun así era mi querida hermana.
—Sí, queda bastante, ¿Pero no te gusta más este lugar? Aquí no llueve, no se te mojan las plumas.
—”Preciosas” plumas, genio
Como no, ella y su carácter de señorita aburguesada, como si se tratase de la reina de todos los cuervos. Aun así, no sabia que le estaba pasando por la cabeza a ese pájaro como para preguntar por volver a casa, y menos cuando no había nada que pudiera mancharla o estropear sus “Preciosas plumas”.
—Y si, me gusta mas este lugar, pero…
Estábamos empezando a llamar la atención y mucho. Vale que en una de las terrazas había unos gemelos que se ladraban por un por un helado, y que eso era todo un espectáculo, pero claro, la gente se había girado al escuchar una voz femenina de chica adolescente saliendo del cuerpo de un pequeño pájaro negro.
—Pero el polvo de las rocas de las montañas se me va a meter entre las plumas y…
No me lo podía creer. Bueno, viniendo de ella sí, pero me había pillado por sorpresa.
—¿Pero como se te va a meter el polvo de las rocas de la montaña entre las plumas?
Mi primera para de vuelta a casa fue Notsuba. Era una enorme ciudad construida en un risco entre las montañas. Estratégicamente era un buen lugar para defenderse en caso de ataque, por eso seguramente era el lugar elegido por el señor feudal de país para residir. Quizás me dejaran hacer una visita turística al palacio. Y si no, la ciudad parecía un buen lugar para una paradita.
Las calles de la ciudad estaban llenas de gente de todo tipo. Por lo general, la gente estaba animada y ociosa, paseando por las calles, sentados en las terrazas de los locales, en las tiendas de ropa o armas. Aún así, ese tipo de ciudades siempre tenían su lado oscuro. Oculto para los visitantes. Una ciudad llena de ocio y visitantes dispuestos a dejarse el dinero, también era una ciudad perfecta para los ladrones.
—¿Falta mucho para llegar a casa?
Había llamado a Kiara para que me acompañara un rato. No era la mejor compañía del mundo, pero desde luego era mejor que el cien por cien de los humanos. Vale que su carácter era un poco… imprevisible, pero aun así era mi querida hermana.
—Sí, queda bastante, ¿Pero no te gusta más este lugar? Aquí no llueve, no se te mojan las plumas.
—”Preciosas” plumas, genio
Como no, ella y su carácter de señorita aburguesada, como si se tratase de la reina de todos los cuervos. Aun así, no sabia que le estaba pasando por la cabeza a ese pájaro como para preguntar por volver a casa, y menos cuando no había nada que pudiera mancharla o estropear sus “Preciosas plumas”.
—Y si, me gusta mas este lugar, pero…
Estábamos empezando a llamar la atención y mucho. Vale que en una de las terrazas había unos gemelos que se ladraban por un por un helado, y que eso era todo un espectáculo, pero claro, la gente se había girado al escuchar una voz femenina de chica adolescente saliendo del cuerpo de un pequeño pájaro negro.
—Pero el polvo de las rocas de las montañas se me va a meter entre las plumas y…
No me lo podía creer. Bueno, viniendo de ella sí, pero me había pillado por sorpresa.
—¿Pero como se te va a meter el polvo de las rocas de la montaña entre las plumas?