25/02/2018, 19:53
Dígase una cosa del Capitán: era un tipo con dos pelotas. Uchiha Datsue jamás lo reconocería en voz alta, pero aquel hombre no solo no temía a la muerte, sino que era amigo de ella. La cebaba, la alimentaba con cada vida que segaba de forma tan eficiente que resultaba estremecedora. ¡Pam, pam! Dos golpes con su pata de palo en cada sien. Dos cuerpos inconscientes. Un cuerpo que cargaba hasta la borda, donde momentos antes ya había tirado a uno a las fauces de Susano’o para contener su furia.
Y Datsue, allí plantado, observando como un Ribereño del Sur se deshacía de uno del Norte sin él hacer nada para impedirlo. Algo dentro de él se rompió en aquel instante, en aquel momento de contradicción absoluta consigo mismo, con sus principios más arraigados. Luego, el barco dio un giro tan brusco que los polos opuestos se unieron…
… haciendo que entrechocasen las cabezas y dejando a Datsue inconsciente.
Datsue se levantó —por segunda vez consecutiva— con un dolor tremendo de cabeza. Era peor incluso que el día anterior, y, desde luego, mucho peor que la resaca que una vez había tenido por tratar de ahogar sus amoríos rotos en alcohol. Creía tener la misma sensación que si alguien le hubiese perforado el cerebro con un enorme clavo y se lo hubiese dejado ahí dentro, permitiendo que el cráneo cicatrizase por fuera.
Se sentía mal y débil, muy débil, y le costaba distinguir las formas a su alrededor. Le llevó un tiempo reconocer a Daruu, y más todavía ver que estaban en una isla.
—C-creo que… —tosió. Tenía la voz rasposa y los labios secos—. Creo que se me han muerto más neuronas que un uzureño en vendimia.
Trató de incorporarse y se sintió súbitamente mareado. La visión se le nubló por unos instantes y tuvo que detenerse. Pasados unos segundos, miró a su alrededor con expresión ceñuda.
—¿Y el resto? ¿Y el…? —miró hacia el mar—. ¿Y el barco?
Y Datsue, allí plantado, observando como un Ribereño del Sur se deshacía de uno del Norte sin él hacer nada para impedirlo. Algo dentro de él se rompió en aquel instante, en aquel momento de contradicción absoluta consigo mismo, con sus principios más arraigados. Luego, el barco dio un giro tan brusco que los polos opuestos se unieron…
… haciendo que entrechocasen las cabezas y dejando a Datsue inconsciente.
• • •
Datsue se levantó —por segunda vez consecutiva— con un dolor tremendo de cabeza. Era peor incluso que el día anterior, y, desde luego, mucho peor que la resaca que una vez había tenido por tratar de ahogar sus amoríos rotos en alcohol. Creía tener la misma sensación que si alguien le hubiese perforado el cerebro con un enorme clavo y se lo hubiese dejado ahí dentro, permitiendo que el cráneo cicatrizase por fuera.
Se sentía mal y débil, muy débil, y le costaba distinguir las formas a su alrededor. Le llevó un tiempo reconocer a Daruu, y más todavía ver que estaban en una isla.
—C-creo que… —tosió. Tenía la voz rasposa y los labios secos—. Creo que se me han muerto más neuronas que un uzureño en vendimia.
Trató de incorporarse y se sintió súbitamente mareado. La visión se le nubló por unos instantes y tuvo que detenerse. Pasados unos segundos, miró a su alrededor con expresión ceñuda.
—¿Y el resto? ¿Y el…? —miró hacia el mar—. ¿Y el barco?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado