20/08/2015, 00:33
- Bueno, pues aquí es.- Menciono Ichiro mientras relojeaba a su alrededor, una bandera roja, aunque algo descolorida flameaba en un poste de más de 3 metros de altura, justo en el lugar indicado por el mapa. El shinobi se acercó y se recostó al poste mientras trataba de descifrar que más tenía que hacer. En su entorno un bosque que silbaba con el leve viento que pasaba por el lugar, la lluvia, aunque era poca golpeteaba contra el suelo y los pequeños charcos que allí se habían formado. – Creo, que al final no era nada. – Suspiro el genin mientras doblaba aquel trozo de papel colores sepia y lo metía entre sus ropajes.
Comenzó a contemplar el entorno más detenidamente cuando una silueta apareció en la escena, aunque no pudo distinguir muy bien quien era por su lontananza, estaba seguro de que era una persona, quizá era el individuo que lo había citado a este lugar, o un simple viajero. Lo que si sabía era que en ese sitio no era muy común que las personas merodearan por allí, así que por precaución siguió observando a la figura mientras se acercaba a la zona donde él se encontraba. La lluvia casi se había detenido, pero todavía pululaban en el aire diminutas estelas de agua, que si bien no molestaban, las gotas corriendo por el costado de la cara y los ropajes del shinobi demostraba que si mojaban.
Unas horas antes…
Esa mañana Ichiro volvía del mercado de verduras donde trabajaba para ayudar en el hogar estudiantil donde vivía, no era una obligación, pero el shinobi lo hacía para contribuir con las personas que le daban un hogar y cuidaban a muchos niños y adolescentes que no tenían donde vivir en la villa, la mayor parte de su vida había pasado en aquel lugar, conociendo a muchos estudiantes y a los encargados del edificio, lo que había generado un gran cariño entre ellos.
Al entrar por la puerta y anunciarse como siempre lo hacia todos los mediodías una de las muchachas delegadas del lugar le llamo la atención. - Ichi, llego un correo para ti, toma.- Le extendió su mano, la cual estaba sujetando un sobre de color ocre, era extraño que el muchacho recibiera cartas en ese lugar, a menudo, para ser especifico los fines de semana iba a visitar a su familia en las afueras de la villa y por lo general estaba en el hogar estudiantil, lo que lo puso perplejo frente a la situación – Muchas gracias.- Dijo un poco inseguro y desconfiado tomado la carta mientras se secaba un poco con una toalla que se dejaba en la entrada de la puerta justo para ese uso. Era correcto, en la carta decía su nombre completo y su dirección de residencia actual.
Sin más espera, abrió la carta, adentro no tenía nada escrito, tan solo un mapa que no era más que del tamaño de una hoja común, pero tenía un título en negrita “Una oportunidad”.
Ichiro se sacó el pelo de la cara con su mano y se desperezo, pensaba si en realidad valía la pena ir hasta el lugar donde marcaba la X, lo delibero un poco mientras comía un cacho de pan que había sacado de la cocina –Quizá no sea nada, o quizás sea algo, prefiero sacarme la duda.- El joven esperaba de todos modos que fuera “algo”, sin embargo no estaba seguro de que esperar. Tomo su bandana ninja y los pocos Kunais que poseía en su poder.
La campanilla de la puerta del complejo sonó aludiendo que había sido abierta mientras el muchacho salía de ese lugar y emprendía a pie, un viaje en busca de la X marcada en el mapa.
Bien detallado no obstante simple, el lugar que señalaba este no estaba tan lejos de la villa y las indicaciones que prestaba eran sencillas de leer y comprender, seria fácil estar en pocas horas ahi.
Comenzó a contemplar el entorno más detenidamente cuando una silueta apareció en la escena, aunque no pudo distinguir muy bien quien era por su lontananza, estaba seguro de que era una persona, quizá era el individuo que lo había citado a este lugar, o un simple viajero. Lo que si sabía era que en ese sitio no era muy común que las personas merodearan por allí, así que por precaución siguió observando a la figura mientras se acercaba a la zona donde él se encontraba. La lluvia casi se había detenido, pero todavía pululaban en el aire diminutas estelas de agua, que si bien no molestaban, las gotas corriendo por el costado de la cara y los ropajes del shinobi demostraba que si mojaban.
Unas horas antes…
Esa mañana Ichiro volvía del mercado de verduras donde trabajaba para ayudar en el hogar estudiantil donde vivía, no era una obligación, pero el shinobi lo hacía para contribuir con las personas que le daban un hogar y cuidaban a muchos niños y adolescentes que no tenían donde vivir en la villa, la mayor parte de su vida había pasado en aquel lugar, conociendo a muchos estudiantes y a los encargados del edificio, lo que había generado un gran cariño entre ellos.
Al entrar por la puerta y anunciarse como siempre lo hacia todos los mediodías una de las muchachas delegadas del lugar le llamo la atención. - Ichi, llego un correo para ti, toma.- Le extendió su mano, la cual estaba sujetando un sobre de color ocre, era extraño que el muchacho recibiera cartas en ese lugar, a menudo, para ser especifico los fines de semana iba a visitar a su familia en las afueras de la villa y por lo general estaba en el hogar estudiantil, lo que lo puso perplejo frente a la situación – Muchas gracias.- Dijo un poco inseguro y desconfiado tomado la carta mientras se secaba un poco con una toalla que se dejaba en la entrada de la puerta justo para ese uso. Era correcto, en la carta decía su nombre completo y su dirección de residencia actual.
Sin más espera, abrió la carta, adentro no tenía nada escrito, tan solo un mapa que no era más que del tamaño de una hoja común, pero tenía un título en negrita “Una oportunidad”.
Ichiro se sacó el pelo de la cara con su mano y se desperezo, pensaba si en realidad valía la pena ir hasta el lugar donde marcaba la X, lo delibero un poco mientras comía un cacho de pan que había sacado de la cocina –Quizá no sea nada, o quizás sea algo, prefiero sacarme la duda.- El joven esperaba de todos modos que fuera “algo”, sin embargo no estaba seguro de que esperar. Tomo su bandana ninja y los pocos Kunais que poseía en su poder.
La campanilla de la puerta del complejo sonó aludiendo que había sido abierta mientras el muchacho salía de ese lugar y emprendía a pie, un viaje en busca de la X marcada en el mapa.
Bien detallado no obstante simple, el lugar que señalaba este no estaba tan lejos de la villa y las indicaciones que prestaba eran sencillas de leer y comprender, seria fácil estar en pocas horas ahi.