27/02/2018, 01:07
—Necesito... Más poder.
Datsue tomó la botella de sake, le quitó el tapón y dio el primer trago de aquella noche. Viendo como estaba yendo la cosa, quizá era el primero de muchos. El licor resbaló por su garganta, abrasándola, y un ligero calorcillo le inundó por dentro. Todavía no era suficiente como para protegerle —o más bien insensibilizarle— del frío, pero por su experiencia de la otra vez, el Uchiha sabía que no necesitaría muchos más.
Poder… El poder no hubiese salvado a Koko. ¿De qué le hubiese servido que su novio fuese el hombre más poderoso de Oonindo, si no estaba allí para protegerla? ¿Si no podía acudir a su lado a tiempo? ¿Si no se enteraba de lo que sucedía?
No, lo que ellos necesitaban no era poder, sino crear lazos más fuertes. Lazos tangibles, lazos que les permitiesen llegar hasta el otro, o cualquier otro ser querido, al instante. Como cuando alguien hacía un Kuchiyose no Jutsu e invocaba a un animal. ¿Sería aquello posible? ¿Sería, incluso, posible saber cuándo alguien estaba en situación de peligro? ¿O de revertir su muerte? ¿O de alcanzar la inmortalidad?
Jamás había oído de nada igual, salvo por Aiko. Sin embargo, sí había leído cosas… Cosas como Sellos Malditos, donde alguien guardaba un trozo de su alma en ella. Si ese trozo de alma podía apoderarse del cuerpo en el que estaba sellado… ¿Acaso no era eso la inmortalidad? ¿Dejar los cuerpos mortales atrás, e ir mudándose de funda como simples garrapatas?
Posible o no, no era el momento de sacar el tema.
—Uzumaki Shiona era poderosa, y la mujer más experimentada de Oonindo, y murió —¿A dónde quería llegar Datsue con aquello? No lo sabía—. Uzumaki Gouna era joven y fuerte como nadie, y murió. Uzumaki Zoku era poderoso y resistente como una mala hierba, y cayó. El Maestro Yogo fue el hombre más poderoso que vimos en nuestras vidas, y aún así cayó. —Ahora, quizá, empezaba a reconocer un patrón en todos ellos—. No, no es poder lo que necesitamos, Akame.
Datsue tomó la botella de sake, le quitó el tapón y dio el primer trago de aquella noche. Viendo como estaba yendo la cosa, quizá era el primero de muchos. El licor resbaló por su garganta, abrasándola, y un ligero calorcillo le inundó por dentro. Todavía no era suficiente como para protegerle —o más bien insensibilizarle— del frío, pero por su experiencia de la otra vez, el Uchiha sabía que no necesitaría muchos más.
Poder… El poder no hubiese salvado a Koko. ¿De qué le hubiese servido que su novio fuese el hombre más poderoso de Oonindo, si no estaba allí para protegerla? ¿Si no podía acudir a su lado a tiempo? ¿Si no se enteraba de lo que sucedía?
No, lo que ellos necesitaban no era poder, sino crear lazos más fuertes. Lazos tangibles, lazos que les permitiesen llegar hasta el otro, o cualquier otro ser querido, al instante. Como cuando alguien hacía un Kuchiyose no Jutsu e invocaba a un animal. ¿Sería aquello posible? ¿Sería, incluso, posible saber cuándo alguien estaba en situación de peligro? ¿O de revertir su muerte? ¿O de alcanzar la inmortalidad?
Jamás había oído de nada igual, salvo por Aiko. Sin embargo, sí había leído cosas… Cosas como Sellos Malditos, donde alguien guardaba un trozo de su alma en ella. Si ese trozo de alma podía apoderarse del cuerpo en el que estaba sellado… ¿Acaso no era eso la inmortalidad? ¿Dejar los cuerpos mortales atrás, e ir mudándose de funda como simples garrapatas?
Posible o no, no era el momento de sacar el tema.
—Uzumaki Shiona era poderosa, y la mujer más experimentada de Oonindo, y murió —¿A dónde quería llegar Datsue con aquello? No lo sabía—. Uzumaki Gouna era joven y fuerte como nadie, y murió. Uzumaki Zoku era poderoso y resistente como una mala hierba, y cayó. El Maestro Yogo fue el hombre más poderoso que vimos en nuestras vidas, y aún así cayó. —Ahora, quizá, empezaba a reconocer un patrón en todos ellos—. No, no es poder lo que necesitamos, Akame.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado