2/03/2018, 22:23
Y la verdad, el loro casi parecía hablar con total fluidez en vez de repetir cosas de manera aleatoria. Era toda una hazaña, y su voz femenina casi parecía la de una chica. De escucharla sin verla, sin duda la podía confundir con una persona. Pero, estaba mas que seguro de que era un loro, y su dueño un pirata.
Al parecer, sus palabras no sonaron tan cortés como éste pretendía, al menos no pareció ser así para el loro. Alzó la voz, indignada hasta la médula, recalcando que había interrumpido la conversación de una dama, y exigiendo una explicación del como se atrevía. No dudó en despreciar la terminología con que los había confundido; terminó por despotricar sobre los piratas.
Fue entonces que su dueño, con bastante parsimonia reclamó al ave que se calmase, llamándola por el nombre de Kiara. Éste pareció tomar un tanto mas de tacto con respecto a los piratas, puesto que suponía que podían ser un objeto de adoración para el Inuzuka. La verdad, en cierto modo si que era así. Tras aclarar que no eran piratas, terminó por añadir que no le hiciese demasiado caso al cuervo, refiriéndose a su ave. Etsu no pudo evitar un respingo, abriendo un tanto mas los ojos por un instante —sorprendido— pues no había visto tampoco un cuervo en su vida. Fue en ese momento que lo entendió, debía de ser algún tipo de ninja como los Inuzuka, pero con los cuervos...
—Ostras, perdón... —no tardó en disculparse —pensé que era un loro. Nunca antes había visto a un cuervo, aunque tampoco había visto a un loro... ya me extrañaba que no tuviese colores llamativos como dicen en los libros.
»Perdón por la confusión, señorita Kiara —alcanzó a redimirse de nuevo, a la par que realizaba una reverencia.
A su lado, su compañero de aventuras lo miraba casi que avergonzado, aunque sin soltar una mera palabra. En cierto modo él estaba al margen del asunto, y aunque lo quisiera, no podía participar demasiado en la conversación; eso era algo que éste ya sabía mas que de sobra, estaba harto de intentarlo sin resultado positivo. Pero, había alguien a quien sí podía reprochar, y éste entenderlo.
Etsu ladeó buscando a su reflejo aslavajado —¿que sea menos impulsivo? ¿y eso me lo dices tu? ¿en serio?
Obviamente, para el tipo largo y su cuervo, el otro chico no parecía haber dicho nada. No habían sido mas que gestos casi imperceptibles, comunicación animal. Aunque, quien sabe, lo mismo algo si que percibían, pues tenían rasgos ligeramente parecidos hacia los Inuzuka; a excepción de que en éste caso el animal no podía hablar, al menos no por ahora.
Al parecer, sus palabras no sonaron tan cortés como éste pretendía, al menos no pareció ser así para el loro. Alzó la voz, indignada hasta la médula, recalcando que había interrumpido la conversación de una dama, y exigiendo una explicación del como se atrevía. No dudó en despreciar la terminología con que los había confundido; terminó por despotricar sobre los piratas.
Fue entonces que su dueño, con bastante parsimonia reclamó al ave que se calmase, llamándola por el nombre de Kiara. Éste pareció tomar un tanto mas de tacto con respecto a los piratas, puesto que suponía que podían ser un objeto de adoración para el Inuzuka. La verdad, en cierto modo si que era así. Tras aclarar que no eran piratas, terminó por añadir que no le hiciese demasiado caso al cuervo, refiriéndose a su ave. Etsu no pudo evitar un respingo, abriendo un tanto mas los ojos por un instante —sorprendido— pues no había visto tampoco un cuervo en su vida. Fue en ese momento que lo entendió, debía de ser algún tipo de ninja como los Inuzuka, pero con los cuervos...
—Ostras, perdón... —no tardó en disculparse —pensé que era un loro. Nunca antes había visto a un cuervo, aunque tampoco había visto a un loro... ya me extrañaba que no tuviese colores llamativos como dicen en los libros.
»Perdón por la confusión, señorita Kiara —alcanzó a redimirse de nuevo, a la par que realizaba una reverencia.
A su lado, su compañero de aventuras lo miraba casi que avergonzado, aunque sin soltar una mera palabra. En cierto modo él estaba al margen del asunto, y aunque lo quisiera, no podía participar demasiado en la conversación; eso era algo que éste ya sabía mas que de sobra, estaba harto de intentarlo sin resultado positivo. Pero, había alguien a quien sí podía reprochar, y éste entenderlo.
Etsu ladeó buscando a su reflejo aslavajado —¿que sea menos impulsivo? ¿y eso me lo dices tu? ¿en serio?
Obviamente, para el tipo largo y su cuervo, el otro chico no parecía haber dicho nada. No habían sido mas que gestos casi imperceptibles, comunicación animal. Aunque, quien sabe, lo mismo algo si que percibían, pues tenían rasgos ligeramente parecidos hacia los Inuzuka; a excepción de que en éste caso el animal no podía hablar, al menos no por ahora.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~