7/03/2018, 19:47
—Hmm… Pues a mí me llenan bastante, ¿eh? —Daruu tenía razón: aquello era prácticamente agua. Pero se obligó a seguir tragando y a poner buena cara—. ¡Mmmmm! ¡Qué bien sabe, joder! ¡Esto es cosa natural, y no con esas mierdas que les echan los kusareños para evitar las pestes! —En realidad, aquello estaba lejos de saber bien. O mal. Simplemente, tenía un sabor extraño que se mantenía en una discreta posición intermedia.
Pero Daruu, lejos de quedar convencido, seguía insistiendo en volver a Oonindo. En regresar a la comodidad y confort que ofrecían una buena cama mullida y comida caliente. Una idea a la que no le encontraría pegas, desde luego, de no ser…
…«¿Y dejar el tesoro atrás? ¡Y una mierda!» ¿Y si el Capitán había naufragado en alguna costa de aquella isla? ¿Y si se hacía con el tesoro mientras ellos volvían a por agua y comida? Era una posibilidad que, simplemente, no se podía permitir.
Entonces, se acordó de algo.
—¿Y con qué dinero piensas costearte esa posada y esas frutas sin pelo? Nos quitaron todo en aquella celda, ¿recuerdas? ¿O es que guardas la pasta en los calzones? —«¿Cuánto habrá de aquí a Ame? ¿Dos, tres días, dependiendo de dónde esté? Tengo que jugar con eso…»—. Hagamos una cosa —le propuso—. Dame hasta el anochecer, ¿vale? Solo hasta el anochecer. Si no encontramos el tesoro, yo seré el primero en subirme en uno de esos pájaros tuyos y volver a Oonindo. Iremos a la Ribera del Norte. Conozco a alguien que nos dará de comer y una cama calentita sin cobrarnos. ¿Trato?
Extendió la mano derecha, esperando a que se la estrechase. Rezando para que lo hiciese. Sin él, estaría perdido. ¿De qué le serviría encontrar el tesoro sino tenía forma de volver con él para gastarlo?
Pero Daruu, lejos de quedar convencido, seguía insistiendo en volver a Oonindo. En regresar a la comodidad y confort que ofrecían una buena cama mullida y comida caliente. Una idea a la que no le encontraría pegas, desde luego, de no ser…
…«¿Y dejar el tesoro atrás? ¡Y una mierda!» ¿Y si el Capitán había naufragado en alguna costa de aquella isla? ¿Y si se hacía con el tesoro mientras ellos volvían a por agua y comida? Era una posibilidad que, simplemente, no se podía permitir.
Entonces, se acordó de algo.
—¿Y con qué dinero piensas costearte esa posada y esas frutas sin pelo? Nos quitaron todo en aquella celda, ¿recuerdas? ¿O es que guardas la pasta en los calzones? —«¿Cuánto habrá de aquí a Ame? ¿Dos, tres días, dependiendo de dónde esté? Tengo que jugar con eso…»—. Hagamos una cosa —le propuso—. Dame hasta el anochecer, ¿vale? Solo hasta el anochecer. Si no encontramos el tesoro, yo seré el primero en subirme en uno de esos pájaros tuyos y volver a Oonindo. Iremos a la Ribera del Norte. Conozco a alguien que nos dará de comer y una cama calentita sin cobrarnos. ¿Trato?
Extendió la mano derecha, esperando a que se la estrechase. Rezando para que lo hiciese. Sin él, estaría perdido. ¿De qué le serviría encontrar el tesoro sino tenía forma de volver con él para gastarlo?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado