18/03/2018, 01:43
—¿Algo en concreto...?
—Morir —respondió Datsue, escueto y conciso.
Sabía que Ayame se había mostrado más que incrédula en el pasado al oír sobre la inmortalidad de Aiko, pero tras el espectáculo que ésta había montado en el torneo, dudaba que quedase un simple gennin que hubiese acudido al Valle que ahora lo pusiese en duda.
Así pues, le pidió si podía hacerle el favor de hablar con ella en cuanto la viese, e incluso se ofreció a pagarle por el mensaje. Ofrecimiento que, para suerte de su corazón, que ya sufría de taquicardia, rechazó.
—¡Estupendo! —exclamó, sonriente, cuando Ayame le sacó la lengua y aceptó su petición. Ahora, solo quedaba una cosa para que pudiese dormir tranquilo…
…completar su venganza. Un juramento que se había hecho hacía mucho tiempo. Quizá, hacía tanto, que la pequeña herida que Ayame le había causado ya había sanado. Quizá, hacía tanto, que ya casi no recordaba la causa de su rencor. Pero aquello era irrelevante, una mota de polvo en el infinito del universo. Uchiha Datsue había prometido vengarse, e incluso alguien como él debía honrar su palabra en algo tan sagrado, completándola. Completándola, sí, porque su pequeña venganza ya había iniciado en otro lugar, con otra persona… pero aquella, era otra historia.
—Por cierto, fue una lástima que te marcharas del concurso de música. —Ayame se había levantado y se apoyaba en la valla de la plaza—. Yo creo que deberías haber ganado, me gustó mucho tu actuación. ¿Te surgió algo para irte así?
Datsue carraspeó, tratando de no ponerse colorado.
—Y tanto que me surgió —La vergüenza de ser apabullado por el dúo que ella y Eri habían formado—. Verás, resulta que… —se calló, como si de pronto se hubiese dado cuenta que no debía contarlo—. Hmm… No sé si debería contártelo, Ayame-chan. Tiene que ver con un compañero tuyo, y… —carraspeó varias veces—. Bueno, digamos que no le deja en muy buen lugar.
Datsue se levantó, negando con la cabeza, mientras se acercaba a ella.
—No, de verdad Ayame, de verdad que no puedo. No insistas —Datsue negaba y negaba con la cabeza, apretando los labios para no dejar escapar ni una sola palabra más. Tan decidido a callar como una tumba—. De verdad. Que no puedo. Hice un…
»Bueeeno, está bien, está bien —concedió finalmente, como rindiéndose—. Pero tienes que prometerme que no se lo contarás a nadie, ¿vale? —pidió, mientras apoyaba una mano en el hombro de ella, de manera fraternal. Tan fraternal como la puñalada de un hermano por la espalda. Y es que Datsue, con aquel gesto, pretendía sellar en la kunoichi una técnica. Un jutsu inocente e inofensivo, tal y como era Datsue, y tal y como lo parecía Ayame. Un jutsu que se activaría cuando…
… Aotsuki Ayame viese a Amekoro Yui.
«Venganza no Jutsu completado».
—Morir —respondió Datsue, escueto y conciso.
Sabía que Ayame se había mostrado más que incrédula en el pasado al oír sobre la inmortalidad de Aiko, pero tras el espectáculo que ésta había montado en el torneo, dudaba que quedase un simple gennin que hubiese acudido al Valle que ahora lo pusiese en duda.
Así pues, le pidió si podía hacerle el favor de hablar con ella en cuanto la viese, e incluso se ofreció a pagarle por el mensaje. Ofrecimiento que, para suerte de su corazón, que ya sufría de taquicardia, rechazó.
—¡Estupendo! —exclamó, sonriente, cuando Ayame le sacó la lengua y aceptó su petición. Ahora, solo quedaba una cosa para que pudiese dormir tranquilo…
…completar su venganza. Un juramento que se había hecho hacía mucho tiempo. Quizá, hacía tanto, que la pequeña herida que Ayame le había causado ya había sanado. Quizá, hacía tanto, que ya casi no recordaba la causa de su rencor. Pero aquello era irrelevante, una mota de polvo en el infinito del universo. Uchiha Datsue había prometido vengarse, e incluso alguien como él debía honrar su palabra en algo tan sagrado, completándola. Completándola, sí, porque su pequeña venganza ya había iniciado en otro lugar, con otra persona… pero aquella, era otra historia.
—Por cierto, fue una lástima que te marcharas del concurso de música. —Ayame se había levantado y se apoyaba en la valla de la plaza—. Yo creo que deberías haber ganado, me gustó mucho tu actuación. ¿Te surgió algo para irte así?
Datsue carraspeó, tratando de no ponerse colorado.
—Y tanto que me surgió —La vergüenza de ser apabullado por el dúo que ella y Eri habían formado—. Verás, resulta que… —se calló, como si de pronto se hubiese dado cuenta que no debía contarlo—. Hmm… No sé si debería contártelo, Ayame-chan. Tiene que ver con un compañero tuyo, y… —carraspeó varias veces—. Bueno, digamos que no le deja en muy buen lugar.
Datsue se levantó, negando con la cabeza, mientras se acercaba a ella.
—No, de verdad Ayame, de verdad que no puedo. No insistas —Datsue negaba y negaba con la cabeza, apretando los labios para no dejar escapar ni una sola palabra más. Tan decidido a callar como una tumba—. De verdad. Que no puedo. Hice un…
»Bueeeno, está bien, está bien —concedió finalmente, como rindiéndose—. Pero tienes que prometerme que no se lo contarás a nadie, ¿vale? —pidió, mientras apoyaba una mano en el hombro de ella, de manera fraternal. Tan fraternal como la puñalada de un hermano por la espalda. Y es que Datsue, con aquel gesto, pretendía sellar en la kunoichi una técnica. Un jutsu inocente e inofensivo, tal y como era Datsue, y tal y como lo parecía Ayame. Un jutsu que se activaría cuando…
… Aotsuki Ayame viese a Amekoro Yui.
«Venganza no Jutsu completado».
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado