24/03/2018, 18:01
Tal y como había sucedido en el torneo, el kunai lanzado por Datsue fue esquivado por Daruu, quien devolvió la ofensiva con unos senbons tan certeros como inesquivables. Unos senbons cargados de astucia, que dejaban un mensaje claro: si Datsue quería descubrir los secretos del Byakugan, antes debía exponer los suyos.
El Uchiha se rascó la barbilla, ligeramente contrariado. Nunca había sido amigo de revelar los entresijos de su clan, ni siquiera entre compañeros de su propia Villa. Tras conocer a Akame, y hacerse amigo de él, mucho menos. Quizá todavía no se le había pegado ese amor por la sangre y esa creencia de superioridad por encima de cualquier otro clan, pero sí la reticencia y discreción que hacía gala su Hermano cada vez que se le preguntaba por ello. Una discreción que su Hermano ni siquiera había roto con su difunta novia.
Por tanto, tan solo quedaba una opción: hacer lo que mejor se le daba. Mentir.
—Pero claro, ¿quién me garantiza que me cuentes la verdad? —Datsue carraspeó, aflojándose el cuello de la camisa para que dejase pasar el aire. ¿Es que aquel chico sabía leer las mentes?—. Nadie. Por tanto, no puedo contarte nada más allá de lo que ya hayas intuído por interactuar conmigo. Supongo que alguien tan astuto como tú podrá entender mis motivos.
Se obligó a sonreír.
—Oh, Daruu, me sobrestimas. No soy ni la mitad de astuto de lo que parezco, te lo prometo —confesó. «Y hablando de astucias, novias y promesas. ¿Acaso no había prometido yo…?»—. Pero te revelaré un secreto del Sharingan. Tómatelo como un regalo, por el favor de quedarte aquí conmigo —se detuvo—. Nuestros ojos pueden ver… —su diestra se levantó de forma lenta y parsimoniosa, trazando un arco hasta clavar un dedo en el pecho del joven amejin—, el corazón.
Y, con aquel simple gesto, el Uchiha saldó una deuda que había contraído hacía muchísimo tiempo. Una deuda con su honor, y con una joven chica llamada Ayame. La mitad de una deuda, más bien, pues su venganza no se vería completada hasta encontrarse con la propia kunoichi. Pero eso, era otra historia. Con Daruu, el Uchiha había sellado cierta técnica en su pecho. Lo tenía pensado desde el momento en que su Hermano le había revelado que él y Ayame eran pareja. Una técnica totalmente inofensiva para él, que se activaría cuando…
… besase a Ayame.
—Y tú tienes buen corazón, Daruu. Puedo verlo. —Sonrió de manera inocente, y retornó la mirada al mapa—. Ah, ¡vamos, vamos! ¡Aún queda un buen trecho!
El Uchiha se rascó la barbilla, ligeramente contrariado. Nunca había sido amigo de revelar los entresijos de su clan, ni siquiera entre compañeros de su propia Villa. Tras conocer a Akame, y hacerse amigo de él, mucho menos. Quizá todavía no se le había pegado ese amor por la sangre y esa creencia de superioridad por encima de cualquier otro clan, pero sí la reticencia y discreción que hacía gala su Hermano cada vez que se le preguntaba por ello. Una discreción que su Hermano ni siquiera había roto con su difunta novia.
Por tanto, tan solo quedaba una opción: hacer lo que mejor se le daba. Mentir.
—Pero claro, ¿quién me garantiza que me cuentes la verdad? —Datsue carraspeó, aflojándose el cuello de la camisa para que dejase pasar el aire. ¿Es que aquel chico sabía leer las mentes?—. Nadie. Por tanto, no puedo contarte nada más allá de lo que ya hayas intuído por interactuar conmigo. Supongo que alguien tan astuto como tú podrá entender mis motivos.
Se obligó a sonreír.
—Oh, Daruu, me sobrestimas. No soy ni la mitad de astuto de lo que parezco, te lo prometo —confesó. «Y hablando de astucias, novias y promesas. ¿Acaso no había prometido yo…?»—. Pero te revelaré un secreto del Sharingan. Tómatelo como un regalo, por el favor de quedarte aquí conmigo —se detuvo—. Nuestros ojos pueden ver… —su diestra se levantó de forma lenta y parsimoniosa, trazando un arco hasta clavar un dedo en el pecho del joven amejin—, el corazón.
Y, con aquel simple gesto, el Uchiha saldó una deuda que había contraído hacía muchísimo tiempo. Una deuda con su honor, y con una joven chica llamada Ayame. La mitad de una deuda, más bien, pues su venganza no se vería completada hasta encontrarse con la propia kunoichi. Pero eso, era otra historia. Con Daruu, el Uchiha había sellado cierta técnica en su pecho. Lo tenía pensado desde el momento en que su Hermano le había revelado que él y Ayame eran pareja. Una técnica totalmente inofensiva para él, que se activaría cuando…
… besase a Ayame.
—Y tú tienes buen corazón, Daruu. Puedo verlo. —Sonrió de manera inocente, y retornó la mirada al mapa—. Ah, ¡vamos, vamos! ¡Aún queda un buen trecho!
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado