25/03/2018, 05:26
El tiempo se detuvo cuando el pie de Taeko resbaló. Había algo en los escalones, algo que le hizo caer eternamente de espaldas, hacia el suelo. Por alguna razón, en esa fracción de segundo, una canción que Taeko alguna vez escuchó apareció de repente en su cabeza.
"Seré la Rotonda.
Palabras te darán forma.
A tu manera ser~
En un paseo matutino
yendo al sur,
pasando el valle~"
Su espalda chocó entonces contra el piso de la biblioteca, interrumpiendo el vergonzoso infinito de la caída, y dejándole un fuerte dolor. Cerró los ojos, soltando un breve pero silencioso grito. Al abrirlos, una fiera llama podría verse en su alma. La señora Otoshino se le acercó con una nota lista, preguntándole si estaba bien.
"¡Claro que no estoy bien! ¡Es culpa de aquella pequeña traviesa demonio pelirroja! ¡Hay que atraparla y castigarla y tirar de sus orejas y darle un coscorrón y regañarla y castigarla de nuevo!" vociferó mentalmente Taeko, mientras apretaba el kunai en su mano. La última vez que había hecho un berrinche silencioso así había sido en Yukio, en el País de la Tormenta, hacía ya un buen tiempo. Soltó un respingo y, acto seguido, se puso de pie, ignorando olímpicamente el dolor de su espalda, y se apresuró a guardar su kunai, sacar su libretita y escribirle una nota con una caligrafía claramente enojada a la bibliotecaria.
≫¡Estoy bien!
¡Una pequeña desapareció, y estoy segura de que es ella quien nos puso estos trampas!
Dijo "nos", pues había visto a Kaoru en el suelo, consecuencia clara de otro de los trucos de la menor. Taeko no sabía qué podía hacer la señora Otoshino. ¿Estaba en edad de andar buscando niñatos? Tal vez podía hacer más de lo que aparentaba... O tal vez tendrían que derribar todo el edificio para encontrarla.
"Seré la Rotonda.
Palabras te darán forma.
A tu manera ser~
En un paseo matutino
yendo al sur,
pasando el valle~"
Su espalda chocó entonces contra el piso de la biblioteca, interrumpiendo el vergonzoso infinito de la caída, y dejándole un fuerte dolor. Cerró los ojos, soltando un breve pero silencioso grito. Al abrirlos, una fiera llama podría verse en su alma. La señora Otoshino se le acercó con una nota lista, preguntándole si estaba bien.
"¡Claro que no estoy bien! ¡Es culpa de aquella pequeña traviesa demonio pelirroja! ¡Hay que atraparla y castigarla y tirar de sus orejas y darle un coscorrón y regañarla y castigarla de nuevo!" vociferó mentalmente Taeko, mientras apretaba el kunai en su mano. La última vez que había hecho un berrinche silencioso así había sido en Yukio, en el País de la Tormenta, hacía ya un buen tiempo. Soltó un respingo y, acto seguido, se puso de pie, ignorando olímpicamente el dolor de su espalda, y se apresuró a guardar su kunai, sacar su libretita y escribirle una nota con una caligrafía claramente enojada a la bibliotecaria.
≫¡Estoy bien!
¡Una pequeña desapareció, y estoy segura de que es ella quien nos puso estos trampas!
Dijo "nos", pues había visto a Kaoru en el suelo, consecuencia clara de otro de los trucos de la menor. Taeko no sabía qué podía hacer la señora Otoshino. ¿Estaba en edad de andar buscando niñatos? Tal vez podía hacer más de lo que aparentaba... O tal vez tendrían que derribar todo el edificio para encontrarla.
SILENCE
〘When deed speaks, words are nothing.〙
"Pienso" (thistle) ❀ ≫Escribo (orchid)
¡Visita El rincón de traducción de Taekūran!
〘When deed speaks, words are nothing.〙
"Pienso" (thistle) ❀ ≫Escribo (orchid)
¡Visita El rincón de traducción de Taekūran!