21/08/2015, 18:29
Aunque había tardado en aceptar su invitación, finalmente Ayame se había acercado y se había apoyado en la baranda junto a él. Daruu sonrió y se congratuló de tener un momento a solas con alguien que no fuera estrictamente profesional. Ahora que lo pensaba, había descuidado demasiado su juventud. Papá siempre decía que es tan importante un buen bíceps como un buen grupo de amigos que pueda cubrirte las espaldas. Sintió una punzada en el corazón cuando le vino a la mente ese recuerdo.
Ayame opinó que la aldea era demasiado gris, y Daruu estaba de acuerdo, aunque tenía algo que objetar. Después de asentir con una amplia sonrisa al primer impulso que tiene cualquier persona cuando observa su hogar desde lo alto, señaló a un pequeño rincón con sauces llorones, y dijo:
—Excepto ese pequeño sitio, ¿lo ves? Ahí es donde mi padre entrenaba. A veces voy ahí cuando necesito respirar aire limpio —explicó. Una nueva punzada de dolor—. Y sí, nostalgia, supongo que a mí me pudo lo mismo...
Y aún le podía con otras cosas no tan agradables.
Ayame opinó que la aldea era demasiado gris, y Daruu estaba de acuerdo, aunque tenía algo que objetar. Después de asentir con una amplia sonrisa al primer impulso que tiene cualquier persona cuando observa su hogar desde lo alto, señaló a un pequeño rincón con sauces llorones, y dijo:
—Excepto ese pequeño sitio, ¿lo ves? Ahí es donde mi padre entrenaba. A veces voy ahí cuando necesito respirar aire limpio —explicó. Una nueva punzada de dolor—. Y sí, nostalgia, supongo que a mí me pudo lo mismo...
Y aún le podía con otras cosas no tan agradables.