2/04/2018, 15:02
—Claro, el turismo. Date cuenta que es lo mismo que me dices cada vez que nos encontramos, y terminamos metidos hasta el fondo en algún charcho de mierda, con maleantes desérticos y escorpiones gigantes, o un antiguo templario al que por poco liberamos de su encierro eterno. ¿No te das cuenta? es una constante. Estamos destinados a meternos en líos, joder.
El peliblanco rió a la vez que lo hizo el escualo, era imposible tener más razón, siempre que se habían encontrado habían acabado metidos en líos que no se podrían haber llegado a imaginar si quiera, y, al parecer, aquel encuentro no iba a ser diferente a pesar de haber elegido ellos meterse en aquellos juegos por voluntad propia.
— Desde luego que no tenemos ningún encuentro tranquilo, sentado en un lugar a la sombra y tomando algo, no. — Afirmó el Senju aún con la sonrisa en el rostro.
Lo siguiente de lo que hablarían no era un tema que le gustara tocar, ni a él ni probablemente a ningún uzunés, dado el delicado momento en el que se encontraba su aldea, y desde luego quizás no fuera la mejor idea hablarlo con un extranjero a pesar de tener confianza con Kaido.
— Bueno... Digamos que Uzushiogakure ha pasado tiempos mejores, pero ahora la cosa se está calmando bastante y todo parece volver a su cauce, así que no te preocupes que no va a haber ninguna guerra... al menos por el momento. — Contestó Riko, tratando de ser claro sin entrar en demasiados detalles.
El tiempo pasaba y, dado que se habían tirado todo el día viajando por el bosque, el cansancio no tardaría en vencerlos a ambos, durmiéndose sin previo aviso. Se despertarían pronto y no de una manera agradable, se les hacía difícil respirar y, en cuanto abrieran los ojos verían como se acercaba a ellos una densa niebla, una nube espesa que, de seguro no era un muy buen presagio, por lo que Riko rápidamente se activó.
— ¡Kaido! ¡Tenemos que irnos, YA!
El peliblanco rió a la vez que lo hizo el escualo, era imposible tener más razón, siempre que se habían encontrado habían acabado metidos en líos que no se podrían haber llegado a imaginar si quiera, y, al parecer, aquel encuentro no iba a ser diferente a pesar de haber elegido ellos meterse en aquellos juegos por voluntad propia.
— Desde luego que no tenemos ningún encuentro tranquilo, sentado en un lugar a la sombra y tomando algo, no. — Afirmó el Senju aún con la sonrisa en el rostro.
Lo siguiente de lo que hablarían no era un tema que le gustara tocar, ni a él ni probablemente a ningún uzunés, dado el delicado momento en el que se encontraba su aldea, y desde luego quizás no fuera la mejor idea hablarlo con un extranjero a pesar de tener confianza con Kaido.
— Bueno... Digamos que Uzushiogakure ha pasado tiempos mejores, pero ahora la cosa se está calmando bastante y todo parece volver a su cauce, así que no te preocupes que no va a haber ninguna guerra... al menos por el momento. — Contestó Riko, tratando de ser claro sin entrar en demasiados detalles.
El tiempo pasaba y, dado que se habían tirado todo el día viajando por el bosque, el cansancio no tardaría en vencerlos a ambos, durmiéndose sin previo aviso. Se despertarían pronto y no de una manera agradable, se les hacía difícil respirar y, en cuanto abrieran los ojos verían como se acercaba a ellos una densa niebla, una nube espesa que, de seguro no era un muy buen presagio, por lo que Riko rápidamente se activó.
— ¡Kaido! ¡Tenemos que irnos, YA!
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»