22/08/2015, 14:13
Algo habia penetrado profundamente en la cabeza de la peliazul, pues cuando Nabi le habló acerca de lo de la lluvia tardó varios segundos, en los que estaba mirando al suelo embobada, en responder. Cuando lo hizo comentó que ella no tenia problema alguno con el agua y lo llamó tonto, lo hizo en un tono cariñoso, o tal vez era el tono predeterminado que tenia Eri, pero era imposible enfadarse si te lo decia así, por muy grave que fuera el insulto. El rubio cerró la puerta en cuanto salió la muchacha y ambos empezaron a caminar por las calles de Uzu.
Al principio, parecia que ella sabia más o menos por donde iba, pero conforme pasaban las calles se podia palpar en el ambiente que se estaba perdiendo. Hasta que finalmente se paró y le preguntó al menos indicado, pero a la única persona que podia preguntar.
No, la verdad es que desde que me fui no he vuelto y ni siquiera he visto nunca los alrededores del orfanato, solo lo poco que se veia desde la ventana de la habitacion de los chicos. Pero ni lo recuerdo ya.
En cuanto el Uchiha calló, el cielo empezó a llorar. Literalmente. Empezó con unas chispas de agua, despues gotas hechas y derechas y finalmente una lluvia fuerte. Todo eso en apenas un par de minutos. Cuando el muchacho iba a agarrar a Eri y apartarse de la calle principal para estudiar su dirección, un can apareció doblando una esquina, corriendo a toda velocidad hacia ellos. Para cuando el perro se dió cuenta de que habia obstaculos ante él fue demasiado tarde. Intentó frenarse, pero solo consiguió levantar un montón de barro que mancharia la indumentaria baja de la pareja y finalmente se llevaria a Eri por delante.
Por suerte, el perro era poco más que una rata, así que la peliazul caeria de culo en el suelo con el animal en el regazo. Dicho can, no parecia tener la intención de hacerles daño, pues lo único que se oia eran sus gimoteos, por el golpe que se acababan de llevar ambos, supusó Nabi. Se acercó a Eri y le ofreció su mano para levantarse.
¿Estas bien, Eri-chan? ¿Te has hecho daño?
En cuanto su compañera respondiera y se levantara, el rubio miraria a los lados de la calle para ver si aparecia el dueño del bicho ese. Pero por las calles no habia ni un alma debido a la fuerte lluvia que estaba cayendo.
Deberiamos cubrirnos hasta decidir por donde vamos.
Señalaria a un arco de piedra que conectaba dos edificios, ahí podrian cubrirse perfectamente los tres. Esperaria a ver la respuesta de la muchacha para ir hasta dicho lugar.
Al principio, parecia que ella sabia más o menos por donde iba, pero conforme pasaban las calles se podia palpar en el ambiente que se estaba perdiendo. Hasta que finalmente se paró y le preguntó al menos indicado, pero a la única persona que podia preguntar.
No, la verdad es que desde que me fui no he vuelto y ni siquiera he visto nunca los alrededores del orfanato, solo lo poco que se veia desde la ventana de la habitacion de los chicos. Pero ni lo recuerdo ya.
En cuanto el Uchiha calló, el cielo empezó a llorar. Literalmente. Empezó con unas chispas de agua, despues gotas hechas y derechas y finalmente una lluvia fuerte. Todo eso en apenas un par de minutos. Cuando el muchacho iba a agarrar a Eri y apartarse de la calle principal para estudiar su dirección, un can apareció doblando una esquina, corriendo a toda velocidad hacia ellos. Para cuando el perro se dió cuenta de que habia obstaculos ante él fue demasiado tarde. Intentó frenarse, pero solo consiguió levantar un montón de barro que mancharia la indumentaria baja de la pareja y finalmente se llevaria a Eri por delante.
Por suerte, el perro era poco más que una rata, así que la peliazul caeria de culo en el suelo con el animal en el regazo. Dicho can, no parecia tener la intención de hacerles daño, pues lo único que se oia eran sus gimoteos, por el golpe que se acababan de llevar ambos, supusó Nabi. Se acercó a Eri y le ofreció su mano para levantarse.
¿Estas bien, Eri-chan? ¿Te has hecho daño?
En cuanto su compañera respondiera y se levantara, el rubio miraria a los lados de la calle para ver si aparecia el dueño del bicho ese. Pero por las calles no habia ni un alma debido a la fuerte lluvia que estaba cayendo.
Deberiamos cubrirnos hasta decidir por donde vamos.
Señalaria a un arco de piedra que conectaba dos edificios, ahí podrian cubrirse perfectamente los tres. Esperaria a ver la respuesta de la muchacha para ir hasta dicho lugar.
—Nabi—