4/04/2018, 01:02
Daruu negó con el dedo. No, por supuesto que la balanza no estaba balanceada con la simple descripción de cada aspa. Él quería más. Mucho más. Quería descubrir los entresijos de un dōjutsu milenario. Quería bucear entre sus secretos, empaparse de ellos y hacerlos suyos. Daruu quería…
…demasiado. «Aunque nada vale demasiado si se compara con un tesoro», tuvo que reconocer.
Suspiró. Daruu le estaba poniendo entre la espada y la pared. Además, resultó que ya sabía algunas cosillas sobre el sharingan gracias a su combate contra Akame. Un combate en el que, al parecer, su Hermano había mostrado su verdadero ser.
—Bueno… —se rascó la nuca—, Akame es de emocionarse mucho en combate. Y si ya le tocan algo del clan… —dijo, tratando de excusarle—. Pero en el fondo es buen chico. Muy buen chico —aseguró. Tenía sus cosas, claro, ¿pero qué ninja no las tenía? En aquella profesión no existía nadie normal. No podías serlo para sobrevivir y cumplir con tu deber.
Entre tanta charla, Daruu le pidió ver de nuevo el mapa, a lo que Datsue accedió.
—¿Y si la equis no marca la cima, sino el interior de esta caverna? —Datsue arrugó el entrecejo, pensativo. Eso podía tener sentido. Mucho sentido—. Bueno, antes de entrar, estaría encantado de saber algo que todavía no sé sobre vosotros. Si no, quizás nos toque trabajar sin la ayuda de mi Byakugan. Ya sabes, por no inclinar todavía más la balanza...
Suspiró. Revelar los secretos del clan, incluso para alguien como él con la lengua tan suelta, era un sacrilegio. Pero si con ello aumentaba la probabilidad de encontrar el tesoro…
«Por los Dioses… ¿Qué hago?». En circunstancias normales, Datsue tomaría el camino intermedio: mentir. Pero Daruu probablemente ya había averiguado algunas cosas sobre su dojutsu, por no hablar de que era uno de los ninjas más perspicaces que jamás había conocido. Si le pillaba en una falacia, ya no habría vuelta atrás. Quizá hasta se iría del enfado, abandonándolo a su suerte.
—Así que quieres saber qué hace el sharingan… —se frotó los ojos con los dedos, todavía indeciso. «Jodido Daruu… No podía pedirme otra cosa, no. ¡Tenía que ser sobre el jodido sharingan!» Suspiró de nuevo—. Está bien. El sharingan puede hacer varias cosas. Una de ellas —dijo, levantando el dedo—, es que nos permite distinguir mejor los detalles. Cada minúsculo movimiento. Cada tensión en los músculos… Por eso somos buenos en Taijutsu. Porque jugamos con ventaja. Vemos venir ese puñetazo no por el puño que se abalanza sobre nosotros, sino por el movimiento del hombro y esa característica inclinación con las piernas. ¿Comprendes? —preguntó Datsue, que se sintió sucio por dentro. Acababa de revelarle uno de los mejores ases que todo Uchiha tenía. No el mejor, era cierto, pero sí uno importante—. En general también tenemos mayor percepción y mayor agudeza visual, y, lo más importante de todo, aunque muchos lo infravaloran, es que el sharingan es un arma mortífera para…
Datsue dejó que el silencio tomase protagonismo para darle mayor dramatismo a sus próximas palabras:
—… ligar —Sabía que se lo tomaría a coña, pero aquello era una verdad como un templo—. ¡En serio, no lo digo de coña! ¿Te cuesta romper el hielo? ¿Pensar en alguna excusa para hablar con esa chica que tanto te gusta? ¡El sharingan es la solución! —exclamó, como si anunciase algún producto milagroso—. Es activarlo, y conseguir lo más difícil: hacer que sea la chica quien se interese por ti. El resto ya depende de ti, claro, pero coño, ya has hecho lo más complicado. Aunque apuesto a que ese byakugan tuyo no se queda muy atrás en eso, ¿eh? —Tener los ojos blancos era, desde luego, algo muy llamativo.
…demasiado. «Aunque nada vale demasiado si se compara con un tesoro», tuvo que reconocer.
Suspiró. Daruu le estaba poniendo entre la espada y la pared. Además, resultó que ya sabía algunas cosillas sobre el sharingan gracias a su combate contra Akame. Un combate en el que, al parecer, su Hermano había mostrado su verdadero ser.
—Bueno… —se rascó la nuca—, Akame es de emocionarse mucho en combate. Y si ya le tocan algo del clan… —dijo, tratando de excusarle—. Pero en el fondo es buen chico. Muy buen chico —aseguró. Tenía sus cosas, claro, ¿pero qué ninja no las tenía? En aquella profesión no existía nadie normal. No podías serlo para sobrevivir y cumplir con tu deber.
Entre tanta charla, Daruu le pidió ver de nuevo el mapa, a lo que Datsue accedió.
—¿Y si la equis no marca la cima, sino el interior de esta caverna? —Datsue arrugó el entrecejo, pensativo. Eso podía tener sentido. Mucho sentido—. Bueno, antes de entrar, estaría encantado de saber algo que todavía no sé sobre vosotros. Si no, quizás nos toque trabajar sin la ayuda de mi Byakugan. Ya sabes, por no inclinar todavía más la balanza...
Suspiró. Revelar los secretos del clan, incluso para alguien como él con la lengua tan suelta, era un sacrilegio. Pero si con ello aumentaba la probabilidad de encontrar el tesoro…
«Por los Dioses… ¿Qué hago?». En circunstancias normales, Datsue tomaría el camino intermedio: mentir. Pero Daruu probablemente ya había averiguado algunas cosas sobre su dojutsu, por no hablar de que era uno de los ninjas más perspicaces que jamás había conocido. Si le pillaba en una falacia, ya no habría vuelta atrás. Quizá hasta se iría del enfado, abandonándolo a su suerte.
—Así que quieres saber qué hace el sharingan… —se frotó los ojos con los dedos, todavía indeciso. «Jodido Daruu… No podía pedirme otra cosa, no. ¡Tenía que ser sobre el jodido sharingan!» Suspiró de nuevo—. Está bien. El sharingan puede hacer varias cosas. Una de ellas —dijo, levantando el dedo—, es que nos permite distinguir mejor los detalles. Cada minúsculo movimiento. Cada tensión en los músculos… Por eso somos buenos en Taijutsu. Porque jugamos con ventaja. Vemos venir ese puñetazo no por el puño que se abalanza sobre nosotros, sino por el movimiento del hombro y esa característica inclinación con las piernas. ¿Comprendes? —preguntó Datsue, que se sintió sucio por dentro. Acababa de revelarle uno de los mejores ases que todo Uchiha tenía. No el mejor, era cierto, pero sí uno importante—. En general también tenemos mayor percepción y mayor agudeza visual, y, lo más importante de todo, aunque muchos lo infravaloran, es que el sharingan es un arma mortífera para…
Datsue dejó que el silencio tomase protagonismo para darle mayor dramatismo a sus próximas palabras:
—… ligar —Sabía que se lo tomaría a coña, pero aquello era una verdad como un templo—. ¡En serio, no lo digo de coña! ¿Te cuesta romper el hielo? ¿Pensar en alguna excusa para hablar con esa chica que tanto te gusta? ¡El sharingan es la solución! —exclamó, como si anunciase algún producto milagroso—. Es activarlo, y conseguir lo más difícil: hacer que sea la chica quien se interese por ti. El resto ya depende de ti, claro, pero coño, ya has hecho lo más complicado. Aunque apuesto a que ese byakugan tuyo no se queda muy atrás en eso, ¿eh? —Tener los ojos blancos era, desde luego, algo muy llamativo.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado