5/04/2018, 01:20
(Última modificación: 5/04/2018, 01:21 por Uchiha Datsue.)
A medida que Kaido hablaba, Shenfu Kano pareció amilanarse, encogido y sin escapatoria. Todo lo pequeño que un oso podía encogerse. Es decir, no mucho.
—¡Exageras, Kaido, exageras! —rugió, ante semejantes acusaciones de su propio shinobi. ¿Para eso le pagaba? ¿Para que le culpase a él?—. ¡Bueno!, —tuvo que reconocer—, ¡quizá sí que guarde algo de mi polvo mágico en la caja fuerte! ¡Pero es que no conoces a mi mujer! —se justificó—. ¡Me arrancaría los huevos si descubriese que me medico con eso!
—¡Exageras, Kaido, exageras! —rugió, ante semejantes acusaciones de su propio shinobi. ¿Para eso le pagaba? ¿Para que le culpase a él?—. ¡Bueno!, —tuvo que reconocer—, ¡quizá sí que guarde algo de mi polvo mágico en la caja fuerte! ¡Pero es que no conoces a mi mujer! —se justificó—. ¡Me arrancaría los huevos si descubriese que me medico con eso!