5/04/2018, 16:36
—Pues yo diría que sí —contestó Akame, y con la mirada interpeló a Ralexion, que se limitó a asentir con un gesto quedo mientras terminaba de apurar su propia jarra de cerveza—. Hablaré con el posadero, a ver si tiene algunas habitaciones libres.
El jōnin se levantó con pie ágil y cruzó la abarrotada taberna en dirección a la barra de madera tras la cual el dueño del lugar atendía a otros clientes. Pese a que le costó llamar su atención —por lo solicitado que estaba— y aun más hacerse oír por encima del bullicio general, al final Akame consiguió lo que quería y retornó a la mesa, donde sus compañeros le esperaban, con una sonrisa en los labios.
—Hay dos habitaciones libres en la parte de arriba, la del centro y la de más a la derecha del pasillo —anunció—. No te preocupes, Ralexion-san. Datsue-kun y yo compartiremos una de ellas —se apresuró a añadir, mirando al kusajin—. Las he pagado por adelantado para dos noches con el dinero que nos dieron para gastos.
El Uchiha de la Hierba agradeció el gesto con la cortesía que le caracterizaba, bebió de un trago el culo de su jarra de alcohol y se despidió de ambos tras echarse el petate al hombro. Akame lo vio desaparecer escaleras arriba mientras se recostaba en su asiento.
—No es mal ninja, aunque le falta entrenamiento, tiene agallas y es respetuoso. Justo la clase de alumno que te gustaría tener, compadre —le dijo a su Hermano, y luego soltó una carcajada socarrona—. Lástima que sea lechugo.
El jōnin se levantó con pie ágil y cruzó la abarrotada taberna en dirección a la barra de madera tras la cual el dueño del lugar atendía a otros clientes. Pese a que le costó llamar su atención —por lo solicitado que estaba— y aun más hacerse oír por encima del bullicio general, al final Akame consiguió lo que quería y retornó a la mesa, donde sus compañeros le esperaban, con una sonrisa en los labios.
—Hay dos habitaciones libres en la parte de arriba, la del centro y la de más a la derecha del pasillo —anunció—. No te preocupes, Ralexion-san. Datsue-kun y yo compartiremos una de ellas —se apresuró a añadir, mirando al kusajin—. Las he pagado por adelantado para dos noches con el dinero que nos dieron para gastos.
El Uchiha de la Hierba agradeció el gesto con la cortesía que le caracterizaba, bebió de un trago el culo de su jarra de alcohol y se despidió de ambos tras echarse el petate al hombro. Akame lo vio desaparecer escaleras arriba mientras se recostaba en su asiento.
—No es mal ninja, aunque le falta entrenamiento, tiene agallas y es respetuoso. Justo la clase de alumno que te gustaría tener, compadre —le dijo a su Hermano, y luego soltó una carcajada socarrona—. Lástima que sea lechugo.