5/04/2018, 17:32
Ante semejante burla de Akame por un compañero de profesión extranjero, Datsue frunció el ceño, como si quisiese reprenderle con la mirada.
—No deberías burlarte así de los compañeros de profesión, Akame. Por muy kusajines que sean. Ahora somos Jōnin, debemos dar ejemplo —afirmó, con voz exageradamente dramática.
Lo cierto era que llevaba así unos días, desde el mismo momento en que le habían ascendido. Trataba de corregir sus defectos, de ser educado, atento y meticuloso. En definitiva, de ser todo un profesional. Claro que eso iba en contra de su naturaleza, y a veces no podía evitar sentirse más perdido que un kusareño en… «¡Shhh!».
—Que por cierto —su habitual sonrisa de pícaro volvió a florecer. Había cosas que nunca cambiaban—, aprovechando que Ralexion se fue, tengo que ponerte al día sobre algo.
Se inclinó hacia él y bajó la voz. Entonces, con pelos y señales, empezó a relatarle su encuentro con Ayame. Su Hermano sabía que le tenía cierta ojeriza desde el torneo de los Dojos, pues le había contado como casi le arruina su primera vez.
—Pero ahí no acabó la cosa —dijo, con un brillo en los ojos, cuando le desveló la técnica que había sellado en ella y la condición para que se activase—. No, no señor. Por casualidades del destino, me había encontrado a Daruu días atrás. Me habías dicho que él y ella eran novios, ¿no? Pues adivina que le sellé. —Sin apenas poder contener la risa, Datsue le reveló que había sellado en él un Hosenka, cuya condición para activarse era…—…, que la bese. ¿No es una plan perfecto? ¡Es la venganza soñada!
De pronto, se acordó de algo y se enderezó, carraspeando.
—Todo esto antes de que me ascendiesen, claro. Hoy en día ya no haría tales… niñerías. No, no señor —mintió, más a sí mismo que a Akame, que acostumbraba a leer las verdades en sus ojos y no en sus labios—. Para nada lo haría. Y tú lo sabes muy bien, sí...
—No deberías burlarte así de los compañeros de profesión, Akame. Por muy kusajines que sean. Ahora somos Jōnin, debemos dar ejemplo —afirmó, con voz exageradamente dramática.
Lo cierto era que llevaba así unos días, desde el mismo momento en que le habían ascendido. Trataba de corregir sus defectos, de ser educado, atento y meticuloso. En definitiva, de ser todo un profesional. Claro que eso iba en contra de su naturaleza, y a veces no podía evitar sentirse más perdido que un kusareño en… «¡Shhh!».
—Que por cierto —su habitual sonrisa de pícaro volvió a florecer. Había cosas que nunca cambiaban—, aprovechando que Ralexion se fue, tengo que ponerte al día sobre algo.
Se inclinó hacia él y bajó la voz. Entonces, con pelos y señales, empezó a relatarle su encuentro con Ayame. Su Hermano sabía que le tenía cierta ojeriza desde el torneo de los Dojos, pues le había contado como casi le arruina su primera vez.
—Pero ahí no acabó la cosa —dijo, con un brillo en los ojos, cuando le desveló la técnica que había sellado en ella y la condición para que se activase—. No, no señor. Por casualidades del destino, me había encontrado a Daruu días atrás. Me habías dicho que él y ella eran novios, ¿no? Pues adivina que le sellé. —Sin apenas poder contener la risa, Datsue le reveló que había sellado en él un Hosenka, cuya condición para activarse era…—…, que la bese. ¿No es una plan perfecto? ¡Es la venganza soñada!
De pronto, se acordó de algo y se enderezó, carraspeando.
—Todo esto antes de que me ascendiesen, claro. Hoy en día ya no haría tales… niñerías. No, no señor —mintió, más a sí mismo que a Akame, que acostumbraba a leer las verdades en sus ojos y no en sus labios—. Para nada lo haría. Y tú lo sabes muy bien, sí...
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado