6/04/2018, 11:51
(Última modificación: 6/04/2018, 11:54 por Amedama Daruu.)
Daruu aguardó a que Ayame terminase de contarle todo antes de contestar. El muchacho se cruzó de brazos y comenzó a caminar de un lado a otro, con la mirada gacha. El discurso de Ayame era inspirador, cuanto menos, y valoraba mucho la determinación que otrora casi ni existía en aquella cabecita infantil y asustadiza, pero, ¿enfrentar a Zetsuo directamente? Había que estar muy segura de sí misma para ponerse una meta así. O ser una ilusa. Ni a él mismo se le ocurriría hacerlo, a su nivel.
Pero había mucho de positivo en todo aquello, y una vieja vibración en lo más profundo de todo él estaba empezando a despertar. Empezó a respirar más rápido y a sentir de forma más precisa dónde golpeaba la arena en su piel, movida por el viento. Sentía un ligero mareo. Daruu conocía muy bien esa llamada. Ese subidón de adrenalina.
Se plantó de nuevo en el centro de su recorrido, y respondió al sello de confrontación de su compañera.
—Está bien —dijo—. Lucharemos. —Inmediatamente, las venas de sus ojos tornaron el aspecto característico de un byakugan activado. Dos grandes puntos púrpura se hicieron visibles en el centro de sus ojos, recordando que siempre habían estado ahí—. Pero te lo advierto: no eres la única que ha acelerado el ritmo. Desde lo que pasó con los Kajitsu, he entrenado más que nunca.
»No será fácil para ti.
Pero había mucho de positivo en todo aquello, y una vieja vibración en lo más profundo de todo él estaba empezando a despertar. Empezó a respirar más rápido y a sentir de forma más precisa dónde golpeaba la arena en su piel, movida por el viento. Sentía un ligero mareo. Daruu conocía muy bien esa llamada. Ese subidón de adrenalina.
Se plantó de nuevo en el centro de su recorrido, y respondió al sello de confrontación de su compañera.
—Está bien —dijo—. Lucharemos. —Inmediatamente, las venas de sus ojos tornaron el aspecto característico de un byakugan activado. Dos grandes puntos púrpura se hicieron visibles en el centro de sus ojos, recordando que siempre habían estado ahí—. Pero te lo advierto: no eres la única que ha acelerado el ritmo. Desde lo que pasó con los Kajitsu, he entrenado más que nunca.
»No será fácil para ti.