6/04/2018, 17:14
—Uzumaki Eri, será difícil olvidar ese nombre.
—Eso espero, Shinobi-san, me gustaría que algún día se me reconociese como Uzumaki Eri, un nombre digno de recordar.
Y a poder ser, que fuese recordada de una buena manera... Quizá por su modo de hacer sonar las melodías que tocaba con la flauta, o con la destreza que tenía en combate. Esperaba que algún día al menos mucha gente conociese su nombre.
—Mi nombre es Manase Mogura, chuunin de Amegakure no sato.
«¿¿Chu-Chuunin?!»
La joven parpadeó varias veces, sin creérselo. Todo aquel tiempo había estado hablando de forma descuidada con un desconocido de otra aldea que era un rango superior a ella. ¿Dónde habían quedado todos sus modales aprendidos en Uzushiogakure? ¡Tendría que hacer horas extra de trabajo social y de entrenamiento cuando volviese solo para redimir su error!
—¡U-un placer, Manase-san! —«¿Cómo debería llamarlo? ¿Manase-sama sonaría mejor?» —. Yo tampoco me olvidaré de su nombre.
—Soy yo quien está agradecido por haber tenido la oportunidad de asistirla, Uzumaki-dono.
—Dudo mucho que me hubiera ido tan bien sin usted, ha sido de gran ayuda... —elogió ella rascándose la nuca.
Unos minutos más tarde, ambos ya habían llegado a las puertas de la Villa de las Aguas Termales. Obviamente, su hermano no se encontraba allí para recibirla, así que le tocaría buscarle para continuar con su viaje o al menos descansar en el mismo lugar.
—Creo que es mi momento de decir adiós, Manase-san, tengo que buscar a mi hermano para continuar nuestro viaje... —empezó la kunoichi, jugando con sus manos —. De nuevo, muchas gracias por su ayuda, no sé qué hubiera hecho sin usted... —volvió a agradecer —. Tenga cuidado al volver a su villa y mucha suerte.
—Eso espero, Shinobi-san, me gustaría que algún día se me reconociese como Uzumaki Eri, un nombre digno de recordar.
Y a poder ser, que fuese recordada de una buena manera... Quizá por su modo de hacer sonar las melodías que tocaba con la flauta, o con la destreza que tenía en combate. Esperaba que algún día al menos mucha gente conociese su nombre.
—Mi nombre es Manase Mogura, chuunin de Amegakure no sato.
«¿¿Chu-Chuunin?!»
La joven parpadeó varias veces, sin creérselo. Todo aquel tiempo había estado hablando de forma descuidada con un desconocido de otra aldea que era un rango superior a ella. ¿Dónde habían quedado todos sus modales aprendidos en Uzushiogakure? ¡Tendría que hacer horas extra de trabajo social y de entrenamiento cuando volviese solo para redimir su error!
—¡U-un placer, Manase-san! —«¿Cómo debería llamarlo? ¿Manase-sama sonaría mejor?» —. Yo tampoco me olvidaré de su nombre.
—Soy yo quien está agradecido por haber tenido la oportunidad de asistirla, Uzumaki-dono.
—Dudo mucho que me hubiera ido tan bien sin usted, ha sido de gran ayuda... —elogió ella rascándose la nuca.
Unos minutos más tarde, ambos ya habían llegado a las puertas de la Villa de las Aguas Termales. Obviamente, su hermano no se encontraba allí para recibirla, así que le tocaría buscarle para continuar con su viaje o al menos descansar en el mismo lugar.
—Creo que es mi momento de decir adiós, Manase-san, tengo que buscar a mi hermano para continuar nuestro viaje... —empezó la kunoichi, jugando con sus manos —. De nuevo, muchas gracias por su ayuda, no sé qué hubiera hecho sin usted... —volvió a agradecer —. Tenga cuidado al volver a su villa y mucha suerte.