7/04/2018, 13:43
La joven kunoichi tenía entre sus objetivos ser una persona famosa, reconocia por muchos gracias a sus habilidades. Mogura empatizaba con esa clase de objetivos, buscar el reconocimiento del colectivo como prueba de que estaba haciendo las cosas de forma sobresaliente. Eso era bueno.
Uzumaki no estaba cayendo en cuenta de que la persona con la que había trabajado era un shinobi de un rango mayor que ella, casi que eso le había condicionado la forma en la que se dirigía hacía su persona, pues el cambio fue notable en su forma de hablar.
—¡U-un placer, Manase-san! Yo tampoco me olvidaré de su nombre.
El shinobi realizó una ligera reverencia en cuanto escuchó las palabras de la chica. Si tan solo la mitad de la gente que le hablaba se dirigiese a él de la misma manera... nadie tendría la necesidad de terminar sellado en el fondo del lago de Amegakure.
—Dudo mucho que me hubiera ido tan bien sin usted, ha sido de gran ayuda...
Comentó mientras se frotaba la nuca.
—Está siendo humilde, Uzumaki-dono. A lo mejor le dolería un poco la cabeza en este momento, pero lo habría logrado.
Contestó el médico realizando una pequeña reverencia nuevamente. Seguramente la kunoichi no había tenido oportunidad de demostrar su verdadero potencial en aquella riña.
La Villa se mostró frente a ellos después de un poco más de caminata, el punto de separación de aquellos dos había llegado. La kunoichi se despidió cuidando las formas, reiterando su agradecimiento y deseando un buen viaje al chuunin.
—Tenga un buen viaje, Uzumaki-dono. Espero llegar a escuchar sobre sus hazañas en el futuro.
Dijo el médico para luego realizar una marcada reverencia. El camino de los ninjas se separaría en el ingreso de la Villa de las Aguas Termales, pese a que ambos estarían cruzando por el lugar, posiblemente sería difícil que se cruzasen en el interior del lugar.
Uzumaki no estaba cayendo en cuenta de que la persona con la que había trabajado era un shinobi de un rango mayor que ella, casi que eso le había condicionado la forma en la que se dirigía hacía su persona, pues el cambio fue notable en su forma de hablar.
—¡U-un placer, Manase-san! Yo tampoco me olvidaré de su nombre.
El shinobi realizó una ligera reverencia en cuanto escuchó las palabras de la chica. Si tan solo la mitad de la gente que le hablaba se dirigiese a él de la misma manera... nadie tendría la necesidad de terminar sellado en el fondo del lago de Amegakure.
—Dudo mucho que me hubiera ido tan bien sin usted, ha sido de gran ayuda...
Comentó mientras se frotaba la nuca.
—Está siendo humilde, Uzumaki-dono. A lo mejor le dolería un poco la cabeza en este momento, pero lo habría logrado.
Contestó el médico realizando una pequeña reverencia nuevamente. Seguramente la kunoichi no había tenido oportunidad de demostrar su verdadero potencial en aquella riña.
La Villa se mostró frente a ellos después de un poco más de caminata, el punto de separación de aquellos dos había llegado. La kunoichi se despidió cuidando las formas, reiterando su agradecimiento y deseando un buen viaje al chuunin.
—Tenga un buen viaje, Uzumaki-dono. Espero llegar a escuchar sobre sus hazañas en el futuro.
Dijo el médico para luego realizar una marcada reverencia. El camino de los ninjas se separaría en el ingreso de la Villa de las Aguas Termales, pese a que ambos estarían cruzando por el lugar, posiblemente sería difícil que se cruzasen en el interior del lugar.
Hablo - Pienso