8/04/2018, 21:52
—Ten cuidado —susurró Akame—. Esto me da muy mala espina...
Ya eran dos. Cuando Datsue sintió el peso de la espada en sus manos, ya se había arrepentido. ¿Por qué aceptar semejante duelo? ¿Honor? ¿Orgullo? ¿¡Desde cuando se dejaba llevar él por semejantes banalidades!? Si precisamente había sobrevivido hasta entonces, era por su tendencia a evitar el peligro en lo máximo posible.
¿Pagaría su error? ¿Sería aquel su final? Esas y más preguntas acosaban ahora la mente del Uchiha como un enjambre furioso de abejas.
La posición de aquel hombre no podía ser más desoladora para él. Una postura marcial, perfectamente medida y calculada. Aquel cabrón sabía lo que se hacía. Datsue, sin embargo, tuvo que secarse las palmas de las manos en el pantalón, que ahora se le habían dado por chorrear sudor, pasándose la katana de una mano a otra.
«Vamos, tío, ¡vamos! ¡Puedes hacerlo!»
Pero todo lo que veía era negativo para él. El cuadrilátero improvisado era pequeño. Demasiado pequeño para su gusto. En un espacio tan cerrado, el arte del kenjutsu se veía enormemente favorecido. No había posibilidad a alejarse lo suficiente y formar una tanda de sellos. No una larga, al menos.
«Vamos, joder, ¡vamos!»
En la esquina del cuadrilátero, alzó la katana de su hermano, señalando con la punta de ésta a su contrincante.
—Este es tu final —dijo, imprimiendo toda la convicción y seguridad que pudo. Luego, activó el Sharingan, e hizo inventario mental de lo que tenía. «Sellos explosivos descartados, me dañaría a mí mismo. Bombas sonoras también. Las de humo ni de coña. La adhesiva…» La adhesiva podía ser útil. Tenía un bajo alcance, y limitaría los movimientos de su contrario. Claro que…
… había prometido luchar con honor. Aunque, por otra parte, ¿desde cuándo Uchiha Datsue cumplía sus promesas?
Se llevó la mano libre —la zurda— al bolsillo de su chaleco militar, mientras seguía manteniendo en alto la katana. Sabía que era un momento perfecto para que Masaru le atacase, y no podía bajar la guardia. Seguidamente, y tras localizar su esfera, lanzó la bomba adhesiva al otro lado del cuadrilátero de un rápido movimiento. Justo donde se encontraba Masaru, a sus pies.
—¡Ajá! —rugió Datsue, tomando la espada con ambas manos. Si aquella bomba acertaba, la balanza se inclinaría razonablemente a su favor. Además, tenía otro as bajo la manga preparado…
Ya eran dos. Cuando Datsue sintió el peso de la espada en sus manos, ya se había arrepentido. ¿Por qué aceptar semejante duelo? ¿Honor? ¿Orgullo? ¿¡Desde cuando se dejaba llevar él por semejantes banalidades!? Si precisamente había sobrevivido hasta entonces, era por su tendencia a evitar el peligro en lo máximo posible.
¿Pagaría su error? ¿Sería aquel su final? Esas y más preguntas acosaban ahora la mente del Uchiha como un enjambre furioso de abejas.
La posición de aquel hombre no podía ser más desoladora para él. Una postura marcial, perfectamente medida y calculada. Aquel cabrón sabía lo que se hacía. Datsue, sin embargo, tuvo que secarse las palmas de las manos en el pantalón, que ahora se le habían dado por chorrear sudor, pasándose la katana de una mano a otra.
«Vamos, tío, ¡vamos! ¡Puedes hacerlo!»
Pero todo lo que veía era negativo para él. El cuadrilátero improvisado era pequeño. Demasiado pequeño para su gusto. En un espacio tan cerrado, el arte del kenjutsu se veía enormemente favorecido. No había posibilidad a alejarse lo suficiente y formar una tanda de sellos. No una larga, al menos.
«Vamos, joder, ¡vamos!»
En la esquina del cuadrilátero, alzó la katana de su hermano, señalando con la punta de ésta a su contrincante.
—Este es tu final —dijo, imprimiendo toda la convicción y seguridad que pudo. Luego, activó el Sharingan, e hizo inventario mental de lo que tenía. «Sellos explosivos descartados, me dañaría a mí mismo. Bombas sonoras también. Las de humo ni de coña. La adhesiva…» La adhesiva podía ser útil. Tenía un bajo alcance, y limitaría los movimientos de su contrario. Claro que…
… había prometido luchar con honor. Aunque, por otra parte, ¿desde cuándo Uchiha Datsue cumplía sus promesas?
Se llevó la mano libre —la zurda— al bolsillo de su chaleco militar, mientras seguía manteniendo en alto la katana. Sabía que era un momento perfecto para que Masaru le atacase, y no podía bajar la guardia. Seguidamente, y tras localizar su esfera, lanzó la bomba adhesiva al otro lado del cuadrilátero de un rápido movimiento. Justo donde se encontraba Masaru, a sus pies.
—¡Ajá! —rugió Datsue, tomando la espada con ambas manos. Si aquella bomba acertaba, la balanza se inclinaría razonablemente a su favor. Además, tenía otro as bajo la manga preparado…
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado